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—Y listo— presionó la pantalla de su celular tomando la selfie —Muchas gracias—

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—Y listo— presionó la pantalla de su celular tomando la selfie —Muchas gracias—.

—No hay de qué— sonreí amable —Que tenga buen viaje—.

La chica se salió del avión y yo borré mi sonrisa, estaba cansada, muy cansada. La verdad es que amo mi trabajo pero es muy cansado, en especial cuando se trataba de lidiar con niños o personas de la tercera edad, pero a pesar de todo, el trabajo valía mucho la pena.

—Olvidé en donde estamos— le dije a mi compañera.

—Italia— dijo ella sonriendo.

—Oh—

—¿No escuchaste los "Ciao Bella"— negué —Debes estar muy cansada— me miró apenada.

—Solo quiero dormir— tomé mis cosas y salimos del avión.

—En unos minutos podrás— me sonrió amablemente.

—Eso espero, solo quiero llegar, desmaquillarme, quitarme la ropa, tomar una ducha y tirarme a la cama— cerré los ojos por un momento imaginando la escena.

—¡Cuidado!— escuché decir a Loore y abrí los ojos cuando sentí sus brazos sosteniéndome para prevenir que yo me golpeara con la pared.

—Lo siento— dije con ganas de reír.

—Necesitas un muy buen descanso— dijo esta antes de seguir nuestro camino detrás de los demás.

Han pasado tres semanas desde el GP en Melbourne y si hablamos de Fórmula 1, he estado aburrida, no hay carrera hasta finales de abril que por cierto es mi cumpleaños. Por otro lado, he estado muy ocupada en el trabajo y descansando cuando me queda oportunidad, también he visitado sitios turísticos de los países a los que he ido por trabajo y claro los restaurantes y tiendas de alta gama.

Llegamos al hotel y nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones.

Abrí y dejé a un lado las maletas, cerré la puerta, le puse seguro, me quité los zapatos y comencé a deshacerme del peinado y me arrojé la chaqueta a un pequeño sofá que había y revisé la habitación tratando de ver y hacerme saber que estoy en un lugar seguro.

Mi teléfono comenzó a sonar dándome a entender que tenía llamada entrante. Me acerqué a mi bolso y saqué el teléfono y ver de quién se trataba.

¿Qué quieres?— dije cansada.

—Yo también llegué con bien, gracias por preguntar— escuché su voz.

—De nada, ¿qué?— volví a preguntar.

—Ya tengo las entradas para el GP de Miami— lo escuché decir con alegría.

—Eres el mejor— dije sonriendo —Ahora déjame descansar— colgué y miré la pantalla del celular esperando la llamada entrante.

Burning Desire || Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora