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-Por alguna razón- dijo mientras besaba mi cuello -Siento como si- soltó un pequeño jadeo al momento que apretó mis pechos sobre el bra de encaje color blanco que hacía juego con la parte baja -Como si fuera la primera vez que estoy contigo así- l...

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-Por alguna razón- dijo mientras besaba mi cuello -Siento como si- soltó un pequeño jadeo al momento que apretó mis pechos sobre el bra de encaje color blanco que hacía juego con la parte baja -Como si fuera la primera vez que estoy contigo así- levantó su rostro y yo sonreí para luego atraerlo a mi y besar sus labios.

-Como marido y mujer lo es- pronuncié sobre sus labios.

Sainz soltó una risa a lo bajo y continuó besando cada parte de mi cuerpo.

Como si fuese un boceto y él el pincél trazando con su lengua y labios cada parte de mi cuerpo con seguridad y firmeza como si de un artísta profesional se tratase.

Arqueé mi espalda al sentir sus labios cada vez más cerca de mi zona al mismo tiempo que sus manos acariciaban mis muslos dando por momentos pequeños apretones.

Hizo a un lado mi interior y sin más, comenzó a besar mi zona íntima.

Jadeé al momento en que sus labios y lengua hicieron contacto con esta al punto de volver a arquear la espalda gracias a las miles de emociones que mi cuerpo demandaba a causa de los roces y besos de mi esposo.

La delicadeza y gestos estaban presentes en cada segundo que pasaba. El cansancio luego de momentos largos en donde bailamos, saltamos y corrimos durante la fiesta no se hicieron presentes.

Pero al momento de llegar a nuestro destino que no fue tan largo, tomamos un baño como de costumbre y sin más, me preparé para disfrutar ambos nuestra primera noche como marido y mujer.

Normalmente en la cama o en cualquier lado, solíamos y solemos tener sexo duro, como a mi me gusta. Y claro, como a él también le gusta a tal punto de llegar a usar muchas veces el lenguaje más malditamente sucio pero excitante, pero otras veces, solíamos tener relaciones en donde no era necesario tanta vulgaridad; sin embargo, esta vez era muy diferente.

La delicadeza en que cada uno tocaba al otro, la suavidad y la manera en la que nos tomábamos el tiempo necesario para disfrutar de ambos era diferente.

No había rudeza, no había desesperación ni mucho menos habían juegos o travesuras.

Simplemente eramos una pareja de recién casados haciendo el amor.

Las manos de Carlos subieron a mis pechos y los apretó con sus manos sobre la tela de encaje provocando otra vez que un sonido se escapara de mi boca al experimentar nuevamente el ser suya.

Retiró mi interior como pudo y continuó explorando mi zona íntima con su lengua hasta besar mi vientre bajo e ir ascendiendo poco a poco hasta llegar a mis pechos que automáticamente fueron expuestos por sus manos al quitar el sujetador y arrojarlo al suelo.

Besó mi cuello mientras jugaba con mis pechos con sus manos. Suspiros salían de mi boca al sentirme extasiada por los besos que este repartía por todo mi cuerpo.

Burning Desire || Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora