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Desperté cuando la puerta de la habitación de abrió de golpe provocando un pequeño brinco de mi parte debido al ruido de esta estanpándose contra la pared

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Desperté cuando la puerta de la habitación de abrió de golpe provocando un pequeño brinco de mi parte debido al ruido de esta estanpándose contra la pared.

—Carlos, es hora de levantarse, ya es tarde y no contestas tu móvil— escuché la voz de Caco llegar a escasos metros de la cama.

Estiré un poco mi cuerpo y mi brazo viajó hacia mi lado sintiendo vacía la cama.

Alessa.

Mis ojos se abrieron de golpe mientras me sentaba en la cama en dirección en donde Alessa se había quedado dormida.

Miré a Caco y este mi miró extrañado y en parte me sentí aliviado al no ver a Alessa dormida a mi lado.

Por otra parte sentí un vacío al no tenerla a mi lado.

Volví a ver la cama vacía y sonreí un poco al recordar todo lo que hicimos.

—Despabila, tío— reaccioné ante la voz desesperada de mi primo.

Revisé la hora y ya era algo tarde, hoy eran las primeras dos prácticas libres.

—Tienes 15 minutos para bajar a desayunar rápido. Charles acaba de bajar y dijo que estaría esperándote para comer juntos— asentí y este salió de la habitación.

Me puse de pie y me metí a la ducha y me bañé lo más rápido posible.

Minutos después ya estaba vestido y tomando mis cosas para bajar a desayunar.

Los 15 minutos ya habían pasado, de seguro Charles estaba ya esperando con desesperación.

Entré al elevador y presioné el botón y este comenzó a bajar.

Se detuvo y las puertas se abrieron. Bajé de este y caminé por el pasillo en dirección a su habitación.

Necesitaba hacer esta parada antes de ir con Charles.

Estaba por tocar la puerta cuando esta se abrió dejándome ver a una chica sonriendo totalmente diferente a Alessa.

—Carlos Sainz...— su cara reflejaba incredulidad y la emoción se instaló en ella.

—Hola— miré confundido y mis ojos volaron hacia la puerta para asegurarme que no me había equivocado de habitación.

Es esta.

—No puedo creerlo— se escuchó emocionada —Estás en la puerta de mi habitación— chilló.

—Tampoco yo— susurré confundido —¿Aquí te hospedas?—

—Si, esta es mi habitación— su sonrisa era enorme a comparación de la mía que trataba de forzar una sonrisa amable.

—Creo que me equivoqué de habitación— sonreí apenado —Lo siento—

En el fondo una molestia se formó y me dispuse a caminar de regreso al elevador.

—¿Me regalas una foto?— escuché al fondo y la chica se acercaba.

Burning Desire || Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora