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Toqué la puerta de la habitación de Charles con fuerza sin importar el ruido que hacía

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Toqué la puerta de la habitación de Charles con fuerza sin importar el ruido que hacía.

Nadie atendía y así que seguí insistiendo hasta que la puerta se abrió y vi como Charles se asomaba a por la puerta recién salido de la ducha, su torso estaba descubierto y gotas caían de su cabello a su cuerpo y me miró sonriendo.

—Alessa, pasa— dijo y yo entré caminando a la mini sala.

—¿Se puede saber qué mierda hiciste en el motorhome!— grité molesta y él se sorprendió.

—¿Qué?— dijo cambiando su expresión facial.

—Lo que escuchaste— dije molesta.

—¿Te refieres al beso?—

—¿A qué otra cosa me referiría?—

—Creí que te había gustado— dijo acercándose a mi.

Tienes que saber manejar esto, Alessandra.

—No es eso, el problema fue que lo hayas hecho en un lugar como ese— dije tratando de calmarme.

Necesitaba calmarme.

—Nadie nos vio— dijo sonriendo.

—Carlos nos vio— fui directa y soltó una carcajada llena de sarcasmo.

—Ahora lo entiendo— dijo con ironía —¿Todo esto es por Sainz?— preguntó con burla.

—Si— dije y su sonrisa se borró por completo.

—¿De verdad tienes el descaro de venir a decirme eso?— se cruzó de brazos.

—¿De verdad tienes el descaro de hablarme de esa manera cuando no somos absolutamente nada?— le dije.

—¿Qué quieres, Alessa?— dijo viéndome con seriedad.

—Qué vayas donde Sainz a decirle que fue un error—

—No haré eso— dijo firme y yo abrí más mis ojos un poco incrédula.

—Irás donde Sainz y le dirás que me besaste por error, que estabas confundido y querías comprobar algo...— dije con seriedad.

—O...— dijo dijo en tono amenazante.

Caminé hacia él mirándolo directamente a los ojos y movía mis caderas con sensualidad mientras me aproximaba a él.

—O esta será la última vez que me volverás a ver— dije llegando a él y con mi mano toqué su abdomen.

Bajé la mirada a mi mano y con mis dedos hice un camino hacia su pecho y luego a su cuello, acaricié su mejilla y nuestras miradas chocaron.

—A menos que ya no quieras saber de mi— susurré con malicia y me acerqué a su cuello.

—Alessa...— dijo susurrando.

Burning Desire || Carlos Sainz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora