Ella sabe como hacer caer a un hombre con facilidad.
Posee el encanto natural que cualquier mujer desearía tener.
Es hermosa, atrevida, sensual, cautivadora y sobretodo manipuladora.
¿Quién diría que terminaría relacionada con uno de sus pilotos fav...
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—Pero miren a quién tenemos acá!— escuché a Lando —Sirena!— me abrazó y me dio una vuelta en el aire.
—Lando— dije cuando me regresó al suelo.
—Creí que no te vería por acá— cruzó de brazos —No te vi estos días, luego me dicen que tienes un departamento— asentí.
—De hecho solo vine a desearles suerte, en unos momentos me regreso al edificio— sonreí.
—Pero si tienes el pase, gastaste hasta acá solo para desearnos suerte?— apareció Esteban y yo asentí —No me vengas con cuentos— dijo incrédulo y me dio un abrazo.
—Este beso te dará mucha suerte— besé su mejilla y él de rió.
—Veremos qué tanta suerte me trae— me guiñó un ojo y yo sonreí.
—¿Has venido con Sainz?— preguntó Pierre.
—No, vine con unos amigos, los chicos del club en Miami— ellos asintieron recordando.
—Tu supuesto novio y Josh, verdad?— miró a Lando y yo me reí.
—Estaba pasado de copas— dijo como niño pequeño.
—Si, ellos— sonreí.
Hicimos unas pequeñas bromas antes de de que fueran a preparar, yo caminé en busca de Matthew, habíamos quedado de hablar un poco acá pero antes de ir con él tenía que ir con Sainz a darle ánimos para la carrera.
—Hola, guapo— lo abracé y este a mi.
—Guapa— me abrazó y besó mi mejilla.
—¿Listo?— pregunté entusiasmada.
—Estando tú acá, estoy más listo que nunca—
—Mi primera vez acá contigo antes de comenzar la carrera— me acerqué a él y le di un beso.
—Claro porque en Miami me deseabas de todo para que hiciera DNF— me sonrió con sarcasmo y me tiré una carcajada.
—Pues la culpa tenías tú— solté sin más.
—¿Por qué?— alcé una ceja y este entendió —También fue culpa tuya— mi boca se abrió con indignación —Además es todo culpa de Josh, no nuestra— asentí.
—Si, me la debe— me separé de él.
—Tengo que irme— dijo viéndome y asentí.
—Yo también, tengo que verme con Matthew y regresar a casa— sonreí.
—Suerte a ti también— asentí.
Estaba a punto de salir cuando Sainz me tomó de la cintura dándome media vuelta y me besó. Profundicé más el beso y Carlos con sus manos hizo más fuerte el agarre a mi cintura y solté un gemido.
