Capitulo 4

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El partido no tan importante

—¿Por qué llegaste a esta hora? —pregunto mi papá—son las dos de la mañana.

Odio este tipo de interrogatorio. Siempre eran las misma palabras o el mismo castigo, no suelo comportarme mal, pero las pocas veces que lo he hecho algo malo pues he pidallo que dicen siempre lo mismo. Tal vez se quieran ahorrar las palabras y es más fácil repetir el guion una y otra vez.

Normalmente papá es el que más guarda la calma y solo repite ''si'' ''tu mamá tiene razón'' ''digo lo mismo que tu mamá'' ''te has portado muy mal'' ''ve a tu cuarto'' siempre dice lo mismo. Por el lado de mi mama es un poco más irritante, grita y se desespera.

—¿sabes cuánto tiempo te estuvimos buscando, Aidée? Te pudo haber pasado algo malo, ¿no ves lo peligroso que está el mundo en estos tiempo? —soltó mamá.

Esto ya es raro. Mamá nunca es capaz de mantenerse calmada, es tan raro como no haber visto una película de Disney.

—lo siento.

—con un lo siento no arreglas los daños—murmuro mamá mientras se llevaba la copa de vino a la boca.

—no robe un banco, mamá.

—no, pero heriste mi confianza, Aidée. Nunca pensé que hicieras eso.

—lo siento, ¿vale? Pero queria tener un día sin la misma rutina de siempre. Es cansador seguir tu ritmo—solté.

No mentía, seguir su ritmo de vida es muy complicado. Ella quiere que yo haga todo lo que ella no pudo, de pequeña me metió a estudiar italiano y francés porque a ella en su momento no pudo, sin contar que me hizo aprender a patinar en hielo, porque ella de pequeña queria ser patinadora artística. No podía seguir haciendo lo que ella quiere, pero vamos, dependo de su dinero, soy una adolescente que no pude irse de su casa. Y digamos que me gustaba mantener a mi madre fácil, por lo que hacía todo lo que ella me pedía.

—está bien, ve a tu cuarto, Dee—papá me dio una sonrisa confortante—. tienes clases en unas horas, cariño.

Mamá no dijo nada, lo que me dio a entender que estaba de acuerdo. Por lo que me pare del asiento y camine hacia la salida de la sala. Subí las escalera y entre a mi cuarto. Me lleve la sorpresa de ver a Rebecca en mi cama, abrazando a mi peluche favorito.

—¿te castigaron? —pregunto, aun con los ojos cerrados.

—no.

—ven, durmamos juntas.

No odiaba a mi hermana porque a ella nunca la han presionado ni vigilado. La amo, es mi hermana, pero...aun así, no quitaba el favoritismo que tenía mi madre con ella. Rebecca a sido libre desde siempre, es un alma libre. Pero yo soy una prisionera que solo espera tener un poco de luz en su vida. Queria salir de esta monotonía y volverme alguien que se consideraría ''rebelde'' de verdad queria eso.

Quiero experimentar todo lo que mi hermana hizo en su adolescencia.

—me sorprendiste mucho, nunca pensé que la buena y linda Aidée se escaparía hasta las dos de la mañana—sonrió un poco—. Debería darte una charla del porque es malo escaparse como cualquier hermano mayor...pero, me gusto mucho que lo hicieras, pensé que nunca llegarías a la etapa de rebeldía. Cuando lo vuelvas a hacer, me avisas, yo te acompaño.

Por tal motivo amo a mi hermana mayor.

—de seguro.

22 de abril, 2018

Primer partido de la temporada. La institución cada año programa partidos junto a otras instituciones, por lo que ciertas horas quitaban algunas clases y esas horas veíamos el partido. Por ciertos motivos en esas horas en vez de estar viendo el partido me la pasaba en la biblioteca, pero...esta vez me daba curiosidad ver el partido, por lo que me di cuenta es que Myers estaba en el equipo y como capitán. Aun no entendía como logro ser capitán en unos días, por lo que me lo vere.

Las grietas del corazón (saga corazones: libro 2) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora