Capítulo 12

2.6K 121 6
                                    

El ojo del huracán

9 de mayo del 2018

—vamos para la cancha—Devon me jalo del brazo.

—¿Por qué te gusta ir tanto a ese lugar? no hay nada interesante—me queje.

—no es por nada, solo que no hay nadie en ese lugar y da mucho viento fresco. Perfecto para dormir, ¿cierto, Dean? —lo miro.

—claro, pero uno corre el riesgo que nos dé con la pelota—me miro, haciéndome recordar aquella vez que la pelota me dejo sin desayuno y un gran morada en mitad de la frente.

—eso fue sin querer, y no creo que nos vuelvan a pegar. Así que...—me hizo ojos de cordero.

Devon es demasiado insistente, aquella morena ocultaba algo como para querer estar en ese lugar todos los benditos días viendo como el equipo de futbol entrenaban, es bastante obvio que había una razón para estar ahí y lo más probable es que sea unos de los jugadores. Intente negarme, pero ahora Dean estaba también insistiéndome en ir a ese lugar para él poder tomar una siesta.

—¿sí? —ambos juntaron sus manos.

—vale, pero si una pelota me cae en la cara les juro que ustedes estarán tres metros bajo tierra. ¿entendido? —los señale y ambos sonrieron.

Empezamos nuestra caminata hacia la cancha.

Últimamente no he hablado con mi madre ni mucho menos con Rebecca. Ambas han decidido estar lejos de casa, aunque por la parte de Rebecca sea porque ha estado demasiado ocupada con la universidad, mientras mamá ha decidido irse de viaje por unos cuantos días para que su enojo cesara. Aun me encontraba afectada por ello que hasta he perdido el apetito, aun así, sin mi madre o mi hermana, mi padre ha estado en casa mucho más tiempo que antes, incluso hemos ido a los bolos cuando hace demasiado tiempo no lo hemos hecho porque tenía mucho trabajo.

—¡Capitana! —un canto de voces masculinas se oyó por el campo.

Rápidamente mire hacia donde provino aquel canto. Una fila de los jugadores del equipo de futbol me miraba con una pose militar. No solo eran Rowan, Kai o Asher, sino todo el equipo. Pero alguien faltaba, y ese era su capitán, puesto que no sentía aquella mirada que me mataba cada vez que pasaba por aquí ni mucho menos lo vi con su equipo. No nos desviemos del tema, todo el jodido equipo me saludó de ese modo, no uno, dos o cuatro sino los treces del equipo. Por lo que mi expresión de sorpresa no podía salir de mi rostro.

—¡idiotas, ¿Qué hacen ahí parados? Pónganse a calentar! —les grito el entrenador—¡el partido es en la noche y ustedes parecen pollitos de colores, haciendo otras cosas en vez de mantenerse vivos!

Todos miraron al entrenador con poco humor, pero decidieron obedecer. Pero antes de empezar a calentar Rowan y Kai no tardaron en estirara sus largos y entrenados brazos para darme un saludo, moviendo su mano de un lado a otro. Yo solo les di una pequeña sonrisa y me di la vuelta para seguir mi camino. Pero las serias e impactadas miradas de Dean, Devon y Heather me hicieron estremecer.

—¿te llamaron capitana? ¿Por qué? —ok, empezábamos las rondas de preguntas. Odio este juego y Heather lo sabía.

—no se—respondí, alzando mis hombros.

—¿siquiera los conoces? —Devon me miro con sus brazos cruzados.

—si los conozco—vacile para dar una respuesta.

Esto de caminar e intentar dar respuesta a sus preguntas no me gustaba, y mucho menos por el sol que hacía. Queria irme para mi casa, pero ni siquiera llevaba seis clases, sino solo cuatro y me faltaba las clases curriculares, aquellas dos horas en el teatro y la clase de piano. Por lo que hoy es uno de mis días más ocupados. Intente comportarme como mi hermana mayor y hacer lo que se me plazca, pero yo no soy ese tipo de persona y no me sentía como yo misma. Por lo que solo me estoy dedicando a enmendar lo malo que he hecho. Y no por mamá sino que lo hago por mí misma.

Las grietas del corazón (saga corazones: libro 2) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora