La calma antes del huracán.
3 de junio del 2018
Ya casi es agosto, eso significaba que tenía que esforzarme más para pasar mi concurso. Mamá estaba ansiosa por lo que sea que vaya a pasar después del veinte de agosto, por mi lado me encontraba demasiado estresada desde que comenzó junio. Durante los dos últimos días mamá ha estado murmurando por cada rincón de la casa cosas como: «" ya quiero que llegue agosto, para ver si así no me decepciona"» o «"si ella no gana, me encargare de mandarla muy lejos"» se a lo que se refería a lo último, recuerdo que mamá hace dos años intento converse a mi padre para mandarme a un internado al otro lado del continente. No lo logro hacer.
Creo que hemos cambiados mucho y eso me partía el corazón.
Ya no éramos la relación que teníamos a principios del año, recuerdo su beso en mi frente en año nuevo deseándome que tuviera un año hermoso o aquella vez en vacaciones en donde salíamos a tiendas a comprar ropa o simplemente pasar el día de madre e hija menor. ¿Cómo todo cambio? ¿Por qué? ¿Por qué es tan mala conmigo?
Puedo parecer que no me ha afectado su comportamiento, he salido muchas más veces en las últimas semanas con mis amigos, intentando no sentir el hueco que se formaba en mi corazón por su falta de querer. Pensé que tal vez después de lo que paso esa noche en el instituto las cosas volverían a la normalidad, me prestaría mucho más atención y mi brindaría muchos abrazos por recompensa. Pero no fue así, se ha vuelto más fría, como si me tuviera asco.
¿Qué sentido tener a una mamá que me odia? No quiero pensar que lo hace, porque si es así, si me odia, no soportaría y mi corazón se me destruiría. Solo quiero pensar que no es un año bueno, que en el siguiente volveremos a tener lo que teníamos.
—¿hoy no saldrás? Últimamente te has vuelto muy rebelde—se sentó en el sillón con una copa de vino—. Deberías encontrar nuevos amigos, Devon es muy vulgar.
—ella no es vulgar—la defendí.
—si lo es, y por eso te estas volviendo muy contestona—le dio un sorbo—. Soy tu madre, se lo que digo, Catherine.
—te he pedido muchas veces que no me llamas así, mamá...
—yo te di el nombre, ¿y no te lo puedo decir? —sonrió— pero Alex sí, es ridículo, hija.
—es diferente—creo que me dolía la cabeza.
Ella solo me ofreció una mirada, aquella en donde fruncia el ceño intentando descifrar lo que estaba pensado. sus ojos azules me examinaban con curiosidad, hasta que chasqueo su lengua.
—espero que no haya algo entre tu y el hijo de los Myers, no estas a su nivel—murmuro.
No dijo eso, no digo eso... ¿verdad? No acaba de decirme que no soy lo suficientemente buena para Alex, ¿acaba de despreciar a su propia hija?
—cariño, justamente llegaste cuando hablábamos de chicos—sonríe mi mamá.
—¿chicos? Aidée está muy pequeña para eso, los hombres no son tan buenos como yo—la voz de papá se hizo notar.
Sentí como me acariciaba mi cabeza, para después dirigirse a donde mamá plantándole un beso antes de sentarse a su lado. Intente no parecer afectada.
—eso le dije, pero resulta que le gusta Alex—le mintió tan descaradamente.
—¿Alex? ¿el hijo de Leslie y Ethan? —me pregunto pero mamá no tardó en responderle.
—sí, ¿no es increíble?
—claro que no, mi niña es muy joven para andar con chicos.
—tengo dieciséis, en septiembre cumplo los diecisiete. No soy tan pequeña.
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Las grietas del corazón (saga corazones: libro 2) BORRADOR
Teen FictionAidée Chester siempre ha Sido la chica con buenas notas, la que muy pocas veces rompe una regla de su casa, la que se preocupa por su físico, la que no se deja humillar o pisotear. De esta manera es Aidée; no es cliché, no es "Distinta" es simplemen...