Dulce Recuerdo © [Sweet #1] ✔

17 AÑOS

Eliza

Si alguien me hubiera dicho, hace un año, que iba a estar en la feria de verano con Connor como mi novio y no mi amigo, me habría reído en su cara.

Pero esa es mi realidad ahora, Connor y yo de novios, en la feria de verano de Filadelfia. Solemos venir todos los años como amigos, su familia y la mía pegadas para cada uno de los juegos, pero esta vez nuestras familias decidieron cambiar eso. Ellos están juntos, pero Connor y yo nos separamos de ellos para tener un tiempo de pareja.

-¿Estás segura que quieres subir a la montaña rusa? -me pregunta por milésima vez en la fila -. Recuerda lo que pasó el año pasado.

-Si, estoy segura. Hace más de una hora comí ese perro caliente, no hay forma de que vomite esta vez.

-Si lo dice -se encoje los hombros.

-Lo peor que puede pasar es que vomite y no me puedas besar por el resto de la noche -bromeo.

-Compre una caja de mentas por si eso llega a pasar, nada impedirá que te bese el resto de la noche... de hecho.

Me agarra la mejilla para depositar un beso firme en mis labios, en seguida se lo devuelvo, sonriendo y poniendo mis brazos en su cuello. Nos separamos cuando sentimos que la fila se empieza a mover y tenemos que caminar, riéndonos de las personas de atrás que empezaron a silbarnos.

Cuando empezamos a salir, pensé que nuestra dinámica iba a cambiar por completo. Pero no lo hizo, sigo considerándolo como el mejor amigo que tengo. Nos confiamos todas las cosas y seguimos haciendo broma, solo que esta vez tenemos el beneficio de besarnos y... hacer otras cosas. Aunque aún no hemos hecho eso. No hemos encontrado un momento en donde ambos estemos solos, sin ningún familiar en la casa.

Desde que empezamos a salir, mágicamente cada que él está en mi casa, mis hermanos están allí o mi mamá. Cuando yo estoy en su casa, sus padres llegan más temprano de lo usual o su hermana se queda en casa.

Llevamos siete meses juntos y no hemos podido llevar nuestra relación... al otro nivel.

-¡Siguiente! -El señor encargado de la montaña rusa grita.

En seguida, Connor y yo nos adentramos a nuestro vagón y esperamos a que todos entren para que empiece el juego.

Le agarro la mano a Connor cuando empieza a moverse la montaña rusa.

-¿Nerviosa, hoyuelos?

Otra cosa que no ha cambiado es su apodo hacia mi, solo que ahora lo dice de una manera que hace derretirme una y otra vez.

-Cállate, esta parte es la que me pone más ansiosa.

Connor me aprieta la mano.

-Tranquila, la parte emocionante ya llega.

Tal y como dice, la emoción llegó. Después de un largo y alucinante recorrido por todo los carriles, salimos con nuestros cabellos hechos un desastre los dos.

-Creo que vi mi vida pasar frente a mis ojos -le digo a Connor cuando ya estamos en tierra firme.

-Espero haber estado en ella -me guiña un ojo antes de agarrar mi mano y entrelazar nuestros dedos -. Ahora... es mi turno de elegir.

Ruedo los ojos al ver que nos dirige a un local en donde la atracción es de encestar.

-Tan predecible -me burlo.

-Esta atracción es más para ti que para mí, créeme.

-Haré de cuenta que te creo.

Nos acercamos más al local, que no tiene mucha gente.