18 AÑOS

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Connor.

Reviso por la puerta de la habitación en donde me estoy quedando para ver que todo esté despejado y poder enviarle el mensaje a Eliza.

Mi novia.

Una sonrisa siempre aparece en mi rostro cuando pienso en eso.

Connor: No hay nadie en la sala.

Eliza: ¿Seguro? Lo que menos quiero es que haya problemas en tu cumpleaños.

Connor: El único problema que puedo tener es en mis pantalones si no vienes en los próximos minutos, hoyuelos.

Eliza: La paciencia es una virtud, Schwab.

Connor: No me hagas ir a tu cuarto.

Eliza: No te atreverías.

Connor: ¿Ah no?

Mi novia toma un tiempo antes de responder.

Eliza: Espera unos minutos, estoy obligando a Elaine que no le diga nada a mamá.

Niego con la cabeza mientras una risa sale de mi, hoy es mi cumpleaños número dieciocho y mis padres decidieron sorprenderme trayéndome a una cabaña en la playa fuera de la ciudad. La gran sorpresa fue que también invitaron a Eliza y a su familia, con la condición de que durmamos en habitaciones separadas.

Condición que estamos por romper en cuanto mi novia entre por esa puerta.

Lo cual no tarda mucho, ella llega con su pijama puesta y una bolsa de regalo en su mano.

-Ahora tengo que pagarle diez dólares a Elaine para que no le dijera nada a mamá.

-Pensando en el dinero, tiene mente de emprendedora.

Eliza solo rueda los ojos por mi mal chiste antes de sonreírme y poner sus brazos por mi cuello.

-Feliz cumpleaños, novio -me dice contra mis labios.

-Gracias, novia.

Ella sonríe antes de atraer sus labios a los míos, de repente ya no pienso en saber lo que me tiene de regalo, solo quiero besarla, tocarla y hacerla mía durante toda la noche.

Pero antes de que pueda llevar mis manos al sur, Eliza me detiene.

-Necesito que esperes aquí por un momento.

-¿Por qué?

Eliza se encoge los hombros antes de separarse de mí.

-Recuerda, la paciencia es una virtud.

-Creo que nuestra paciencia consiguió un nuevo récord cuando nos demoramos en ser novios.

-Solo espera unos minutos -me dice sonriendo -. Prometo que valdrá la pena.

Resignado asiento con la cabeza mientras veo a Eliza entrar al baño con su bolsa de regalo.

Me siento en la cama mientras espero que haga lo que tenga que hacer, mis ansia de estar con ella cada día son más fuerte, con cualquier otra persona me asustaría que siento como si nunca fuera suficiente,

Pero no con Eliza.

Con ella ya estoy acostumbrado a saber que siempre voy a querer más y más.

No se cuanto tiempo pasa cuando al fin mi novia sale del baño y un jadeo involuntario sale de mis labios cuando la veo.

Dulce Recuerdo © [Sweet #1]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora