Capítulo 13

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Law estaba en su habitación, escribiendole una carta más a su amado.

Habían pasado varias semanas, más de tres meses desde la última vez que se vieron.
Law tuvo muchos viajes y tenía muchas responsabilidades, no pudo ir a verlo ni una sola vez.
Pero para reemplazar eso le enviaba muchas cartas de amor y de disculpas. Además de varios obsequios como flores, joyas y dulces como chocolates.

Movía lentamente aquella pluma, dedicándole mucho tiempo y prolijidad a aquel papel que esperaba que llegue a las manos del menor.
Con una sonrisa en sus labios, le estaba escribiendo un poema.
Últimamente le dedicaba uno en cada carta, de los que más le gustaban.

Law era una persona muy fría, pero con aquel pelinegro de hermosa sonrisa brillante, se convertía en alguien completamente diferente.
Se volvía muy romántico y cariñoso.
Estaba enamorado después de todo.

— Bien... Está perfecta.

La admiró por unos segundos, sintiéndose satisfecho con su trabajo.
Tomó un sobre y guardó la carta allí, firmandola al frente con su nombre y escribiendo que estaba dedicada a su lindo Omega.

En su habitación, estaba el Príncipe Eustass Kid. Law estuvo de viaje en su reino y se vino con él unos días.
Era un Alfa con el que se llevaba muy bien y venía a verlo de vez en cuando.
En ése momento estaba comiendo unas uvas, mientras observaba al pelinegro escribir.
Cerca suyo estaba su guardia personal, un rubio que solía portar una máscara que cubría su rostro.

— Estás escribiendo otra patética carta para ese Omega? Nunca te responde, ya rindete. Debe estar follando con otro.

— Cierra la boca. Tu no lo conoces... Aunque debo admitir que me extraña mucho que no me responda... Espero que esté bien.

Luego de observarla por unos segundos, le pidió a su ayudante que se acercara para dársela.

— Beppo, dásela al mensajero con un ramo de rosas rojas, por favor... Y vigila que de verdad la lleve... Algo no me cuadra aquí... Ten mucho cuidado.

— Si, capitán.

Amaba aquel tipo de flores; porque significaban el romanticismo, el amor pasional y sentimientos profundos. Todo lo que sentía por aquel Omega.

Justo como su amo le ordenó, recortó con cuidado unas rosas de color rojo del jardín. Armó un ramo y fue hacia el mensajero, quien ya aguardaba en su caballo.

— El Príncipe quiere que le entregue a Monkey D. Luffy la carta con este ramo de rosas.

— A sus órdenes.

Beppo fingió que se adentró al castillo de nuevo, pero solamente salió por otra puerta para esconderse en los arbustos.
Aquel mensajero de cabellos blancos, vigiló que nadie lo viera para ir rápidamente detrás del castillo.
Con mucho sigilo, Beppo lo siguió de lejos.
Ahí estaba Doflamingo, esperándolo.
Sin hacer nada de ruido, se acercó para escuchar al menos un poco de la conversación.

— Aquí está la carta, señor.

— Buen trabajo... Deshaste de las rosas.

— Si, señor. Si me disculpa, me retiro.

Le dio dinero a cambio, pero el mensajero debía fingir que realmente iba de viaje a entregar aquella carta, así que rápidamente fue hacia su caballo, para subirse a él y salir del castillo.
Una vez que se alejó, tiró por ahí el ramo de flores en las afueras de la ciudad.
Doflamingo simplemente destruyó aquella carta y la lanzó a una parrilla encendida que había allí.

El Príncipe de ojos grises | LawluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora