Capitulo 20

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Law estaba leyendo papeles y firmando tranquilamente junto a su padre.
Movía su pluma con lentitud, escribiendo su respuesta sobre alguna de las cartas que le habían enviado.
Muchas de ellas eran de varios habitantes del reino. Solicitaban su ayuda u opinión sobre temas específicos.

— En el norte, algunos rebeldes están causando varios problemas.

— Si, tendré que mandar refuerzos y tomar una decisión.

Mientras ellos estaban sumidos en sus cosas, un guardia que escoltaba a Luffy corría rápidamente por los pasillos del castillo.
Sabía que él, su compañero y Brook se iban a comer un buen regaño; si algo le sucedía al Omega del Príncipe, tal vez deban pagar con la muerte.

Una vez que llegó a la sala, abrió las puertas para inclinarse ante los dos gobernantes del reino.

— S-su Majestad... Príncipe...

Ambos voltearon a verlo, ya que respiraba muy agitado y había abierto la puerta tan de repente que casi se asustaron. Estaban muy concentrados en su trabajo, después de todo.

— Sucedió algo?

Preguntó Law, poniéndose un poco tenso al ver qué era uno de los dos guardias que había enviado a escoltar a su pareja.
Si había vuelto de esa forma, algo malo había sucedido. Aquella duda junto con el miedo comenzaron a atormentar su mente.

— Lo sentimos mucho! Apartamos la mirada un segundo y...

— Y?! Dónde está Luffy?!

— Lo perdimos de vista! Lo estamos buscando, pero hay demasiadas personas... Realmente lo lamento mucho, es nuestra culpa. Debimos estar más atentos.

Law se levantó de su asiento, completamente alterado y asustado por lo que pudiera ocurrirle.
Miles de posibilidades pasaron por su cabeza, desesperandolo y poniéndolo nervioso.

— Law! Dónde vas? No puedes ir a la ciudad, es peligroso. Puede ser una trampa.

Corazón se levantó de su asiento, para tomar el brazo de su hijo y detener sus intenciones. Notó al instante que su plan era ir a buscarlo.

— Es mi Omega, Cora-san! Si algo le sucede... Yo... No podría vivir sin él. Necesito encontrarlo y... Ver qué está bien.

Miró a su padre con sus ojos grises, demostrando la preocupación que sentía y el miedo de perderlo una vez más.
El rubio al ver sus ojos no pudo negarse; tampoco podía meterse en sus decisiones. Sabía que amaba con locura a su Omega, así que no tuvo otra alternativa que soltar su brazo.

— Al menos... Ve de encubierto y trata de que no te descubran... No sabes lo que te puede ocurrir a ti. Hay personas de otros reinos en el festival; seguramente algunos espías.

— Si, no te preocupes. Me moveré por las sombras y oculto de la gente... Volveré cuando lo encuentre.

Rápidamente fue a su habitación y tomó una capa completamente negra, para cubrirse por completo y esconder cada parte de su cuerpo.
Junto a algunos guardias, también encubiertos, salieron por la parte trasera del castillo. Allí no había habitantes, solo había un gran campo de girasoles.

— Por favor, encuentrenlo.

— Si, Príncipe. Le avisaremos al instante cuando eso suceda.

(...)

Un delicioso aroma abrió su apetito, haciendo que ignore por completo a su alrededor.
Esquivando a todas las personas que habían en las calles de la feria, siguió el aroma hasta que entró a un restaurante.

El Príncipe de ojos grises | LawluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora