Capítulo 18

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Ya era de día, los rayos de sol entraban por esas grandes ventanas.

Luffy fue el primero en despertarse.
Tenía un gran dolor en su cabeza, nuca y espalda baja.
Refregando sus ojos para terminar de despertarse, soltaba unos pequeños quejidos de dolor.

— Ay... Por qué me duele tanto?

Murmuró para sí mismo, hasta que se percató de que unos brazos morenos envolvían su cintura.
Ambos estaban debajo de las sábanas, así que las levantó un poco para encontrarse con Law.

Después de observar el cuerpo del otro lleno de tatuajes, se percató de que estaba desnudo; rápidamente sus mejillas ardieron.
Luego se miró a sí mismo, también estaba desnudo.
Se sentó del golpe en la cama, tratando de procesar todo, pero el dolor en sus caderas aumentó.

— Ay, Qué...?

Pronto, como una ráfaga de viento chocando contra su mente, volvieron todos los recuerdos del día anterior.
Habían tenido sexo por primera vez y ahora el Príncipe era su Alfa.

— Oh... Eso explica que me duela todo.

Sonrió un poco, dejándose caer en la cama de nuevo. Luego volteó a ver a su pareja, estaba dormido aún.
Acercó su mano para jugar un poco con su cabello, mientras mostraba su tipica sonrisa brillante en sus labios.

— Torao es mi Alfa... Yo soy el Omega de Torao.

Comenzó a murmurar. Luego soltó una risita divertida, se sentía muy feliz.
Ahora estaban unidos. Iban a estar juntos el resto de sus vidas, tendrían hijos y serían una familia feliz.

— Espero que Torao quiera a nuestros hijos...

Aún sentía un pequeño dolor en su pecho al recordar cómo su padre lo abandonó de niño, sin importar que le gritara en un llanto desesperado que no lo deje.
Su abuelo había estado ahí para él, lo trató como si fuera su propio hijo y lo crió como un Omega muy fuerte.
De hecho, al estar rodeado de Alfas toda su vida, tenía más actitudes de ellos que de un Omega normal.
Pero tenía miedo; aunque amaba a su Alfa y sabía que era alguien muy amable, la inseguridad de imaginar que abandonaría a sus futuros hijos lo atormentaba.

Cerró sus ojos por unos segundos; ahora con miles de dudas en su cabeza.
Ahora era el Omega de Law, pero iba a quedarse en el castillo con él?
Tenía que separarse de sus hermanos?
Ya no iba volver con su abuelo al campo?
Tenía miedo de hacer cualquiera de esas cosas; no estaba listo para ninguna de ellas.

Law abrió sus ojos poco a poco, encontrandose con el rostro serio de su Omega a su lado, hundido en sus pensamientos.
Ahora que estaban unidos por la marca, podía sentir todo lo que el otro sentía: una gran angustia y un profundo miedo.
Lo tomó entre sus brazos con suavidad para atraerlo a su cuerpo y rodearlo con éstos. Así lo ayudó a relajarse con su aroma también.

— Torao... Estás despierto.

— Qué sucede, mi pequeño Omega? Puedo sentir tus miedos... Cuéntame y trataré de ayudarte.

Beso su frente con amor, mientras le regalaba una sonrisa.
Él también se sentía feliz ahora que había hecho suyo a su amado.
Debía protegerlo y cuidarlo con su vida.

— Es que... No quiero... Alejarme de mis hermanos. Se que ahora soy tu pareja, pero... No me siento listo. También extraño al abuelo... Lo siento.

El Príncipe de ojos grises | LawluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora