Por favor no te vayas (SANTIAGO)

1.1K 103 24
                                    

Prólogo: Santi es enviado a una misión de la cual no sabe si va a volver o no.

lockbnes_lM
Advertencia: Aquí tienen un hijo, un poco triste, final feliz.

–Vas a volver, ¿cierto papá? ¿Vas a estar aquí para mi cumpleaños?–Le preguntó su hijo de cinco años jugando nervioso con sus manos donde estaba sentado en el sillón, y Santi agachado frente a él con sus manos en sus rodillas.

Tragaste el nudo en tu garganta y apartaste la vista tratando de contener tus lágrimas.

Santi soltó un suspiro por la nariz y levantó la vista para verte donde estabas detrás del sillón, y luego volvió a ver a su hijo.

–Es lo que quiero... aunque no sé si pueda. Pero te prometo que voy a hacer hasta lo imposible por volver, ¿si campeón?–Le dijo con una pequeña sonrisa y la voz ligeramente temblorosa.

–Te voy a extrañar.–Le dijo su hijo dándole un fuerte abrazo.

–Yo también...–Le susurró al oido dejando un beso en su cabeza, y luego se puso de pie desordenando su cabello y tomando su bolso para caminar hacia la puerta de entrada contigo.

Ambos salieron de la casa al jardín delantero donde estaban Will, Benny y Frankie esperando en el coche, los tres con expresiones cansadas y tristes.

Santi tomó tus manos y se quedó viendo hacia ellas con un nudo en la garganta que le llegaba a doler.

–No estás seguro de si vas a volver, ¿o si?–Le preguntaste con una lágrima corriendo por tu mejilla.

Santi levantó la vista hacia ti y te quedó viendo con los ojos llorosos y sin soltar tus manos con la suya, la otra la llevó para limpiar tu lágrima suavemente.

–No... no lo sé. Ni siquiera sé a dónde nos están enviando.–Te confesó en voz baja, casi un susurro y voz temblorosa, dejando su mano en tú mejilla para acariciarla.–Pero no miento cuando les digo que voy a hacer hasta lo imposible por volver.

–Santi... no te vayas... por favor no lo hagas.–Le pediste con voz temblorosa y las lágrimas corriendo por tus mejillas, mientras él dejó sus manos en ellas y tu aferraste las tuyas a sus muñecas.

–Sabes que no puedo hacer eso, me tengo que ir.–Te dijo a la vez que él también lloraba, juntando su frente con la tuya.–Ojalá no tuviera que irme...

–Por favor no lo hagas... no nos dejes...–Le pediste abrazándolo con fuerza.

–Te amo con toda mi alma y corazón, a los dos. A nuestro hijo y a ti. Ustedes lo son todo para mi.–Te dijo con voz temblorosa dejando un largo beso en tu cabeza.

Soltaste un sollozo y Santiago se alejó para besar tus labios, luego tu frente y te dio un último abrazo antes de alejarse de ti con toda la fuerza que podía reunir en ese momento.

Soltaste un sollozo llevando tu mano a tu boca para que no se escucharan, y Santi se subió al coche con la cabeza gacha sin levantar la vista.

–Vámonos.–Dijo pasando una mano por su rostro para limpiar las lágrimas.

–Pope—. Trató de decir Frankie mientras Benny te dirigió una última mirada y bajó la vista al ver a tu hijo salir de la casa para abrazarse a tus piernas.

–¡Solo vámonos ya! ¡Mueve el puto auto!–Le dijo sin levantar la vista aún.

–Solo hazlo, ya vámonos.–Le dijo Will a Frankie dándole un suave golpe en el hombro.

Frankie asintió y te lanzó una última mirada antes de partir, mientras Santi no pudo si quiera levantar la vista cruzándose de brazos y mordiendo el interior de su boca tratando de contener las lágrimas.

SIETE MESES DESPUÉS...

Habían pasado siete meses desde que Santi se había ido.

No habías sabido nada de él o los chicos que pudiera darte indicios de que siguieran vivos, como tampoco habían ido a darte la noticia de que hubiera muerto, por lo que te aferrabas a la esperanza de que pudiera volver en algún momento.

La última Navidad había sido dura, aunque de todas formas fuiste a la casa de tu familia para no estar sola y que su hijo pudiera distraerse un poco.

Sin embargo su cumpleaños ya había llegado, y no habían indicios de Santi apareciera pronto.

–Mi papá no va a venir, ¿o si?–Te preguntó sentado en la cabecera de la mesa con su gorra de cumpleaños, el pastel frente a él y la vela encendida.

Tragaste el nudo en tu garganta y bsjaste la vista mientras tus abuelos se te quedaron viendo afligidos, realmente ellos eran los únicos que pudieron asistir ese día, y a quienes tu hijo quería ver. Nadie más fue ya que él no quería tener a más gente en la casa.

–Estoy segura de que tu papá está haciendo su mayor esfuerzo por venir a verte.–Le dijo tu abuela con una sonrisa posando su mano sobre la de tu hijo.

–Tal vez solo se está tardando tratando de escoger el mejor regalo para ti.–Le dijo tu abuelo con una sonrisa.–¿Por qué no soplas las velas y pides un gran deseo? ¿Mm? ¿Qué te parece? Después de eso podemos comer todo el helado y pastel que tu quieras.

–Él no va a venir...–Murmuró secando una lágrima de su mejilla.

–N/T/H—. Trataste de hablarle, pero él sopló las velas y luego se quitó el sombrero para correr hacia las escaleras y subir las escaleras.
(Nombre de Tu Hijo)

Soltaste un pequeño sollozo y llevaste tu mano a tu boca, y tú abuelo se acercó a ti para abrazarte por los hombros dejando besos en tu cabeza y tu abuela tomó tu mano para besarla antes de subir a la habitación de tu hijo.

(.....)

Más tarde después de que tus abuelos se fueran, tú hijo seguía en su habitación donde ya se había dormido y tu te quedaste limpiando la cocina y tratando de mantenerte ocupada en lugar de ir a la cama donde pasarías horas y horas despierta pensando en Santiago, tal y como lo hacías todas las noches.

Justo cuando ya terminaste de limpiar y no quedaba nada más por hacer, ibas subiendo las escaleras cuando te quedaste quieta a la mitad al momento en que la puerta de entrada se abrió y Santi entró tratando de no hacer ruido y dejando su bolso en el piso.

Cuando levantó la vista, se quedó helado en su lugar al verte ahí en la escalera, y rápidamente corriste hacia él y Santi dejó caer las llaves para abrazarte.

–¡Oh dios estás vivo!–Sollozaste en su hombro envolviendo tus brazos alrededor de su cuello y él escondiendo su rostro en tu cabello.

–Te extrañé muchísimo, mi vida...–Te susurró tomando tus mejillas con ambas manos y estrellando sus labios con los tuyos.

Ambos sollozaron en la boca del otro sin importarles que quedaran cubiertos de saliva o lágrimas.

–¿Papá?–Escucharon a su hijo decir desde el inicio de las escaleras en el segundo piso pasando una mano por su ojos, aún medio dormido.

–¡Campeón!–Exclamó con una sonrisa alejándose de ti dejando una mano alrededor de tu cintura.

–¡Papá volviste! ¡Al fin estás aquí!–Exclamó ya más despierto y corriendo hacia él.

Santi se acercó y tomó a su hijo en sus brazos dándole un fuerte abrazo y besando su cabeza.

–Te dije que iba a volver.–Le dijo una sonrisa.

Le ofreciste una sonrisa entre lágrimas y Santi volvió a abrazarte teniéndolos a los dos cerca de él y dejando besos en tu frente y la cabeza de su hijo.

–Ya estoy en casa... ya estamos los tres aquí otra vez.

Moon Knight IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora