Un pequeño soborno (Profesor Steven)

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Prólogo: Steven te lleva varios obsequios a la biblioteca de la Universidad donde ambos trabajan.

Patt_Xphilo

Steven y tu se conocieron el día que llegó a trabajar a la universidad.

Ese día que llegaste por la mañana le viste en medio de la parte principal donde estaban las grandes puertas de entrada viendo a su alrededor confundido y de vez en cuando dando vueltas en su lugar.

Realmente tu fuiste la única que se le acercó y la ayudaste a llegar a la oficina del Rector para recibir instrucciones sobre cual sería su clase y demás. Más tarde ese mismo día llegó a la biblioteca donde tu trabajabas ahí mismo en la universidad para buscar unos libros.

Desde ese momento se hicieron muy buenos amigos.

Pasaban mucho tiempo juntos ya que cuando él no tenía clases, se iba a la biblioteca y se sentaba detrás de tu mesón contigo en una silla junto a ti y planificada sus clases, leía libros, o simplemente hablaba contigo o te hacía compañía.

La verdad es que era muy agradable tenerle cerca, y Steven disfrutaba mucho de tu compañía.

Y como era de esperarse (y también como los alumnos que les habían visto adivinaron), ambos comenzaron a sentir cosas por el otro.

—————

Estabas detrás del gran mesón de la biblioteca donde trabajabas escribiendo un par de cosas en la computadora cuando Steven llegó.

–¡Buen día querida!–Te saludó con su usual entusiasmo pero en voz baja y una gran sonrisa, apoyando ambos brazos en el mesón y viéndote hacia abajo ya que el pequeño mesón era más alto que de donde tu estabas sentada.

–¡Steven! ¡Hola! Creí que estarías dando una clase a ésta hora.–Le dijiste con una sonrisa desviando la mirada de la computadora hacia él.

–Oh si, pero el Rector decidió cambiar horarios con el profesor Pascal y que así pudiera hacer su clase antes de irse más temprano.–Te explicó con una sonrisa jugando con algo en su mano que eno podía ver.

Honestamente podías notarle un poco más nervioso de lo usual (considerando que vivía en un nerviosismo constante), aunque preferiste dejarlo pasar y esperar a que él te dijera qué es lo que le pasaba. Tal vez podía ser por su clase, aunque no estabas segura.

–Ah claro... ¿quieres quedarte? Solo tengo un poco de trabajo que hacer pero eres totalmente libre de—. Ni siquiera alcanzaste a terminar de hablar cuando extendió su brazo hacia ti sosteniendo una flor de tus favoritas en su mano.

–C-cuando venía de camino en la mañana vi a alguien vendiendo flores y quise traerte una.–Te dijo con una sonrisa nerviosa.

–Oh Steven... ¡es hermosa! No tenías que molestarte, muchas gra—

–Y-y también te traje esto.–Te interrumpió sacando unos origamis de su bolso. Uno con forma de mariposa, un corazón, un girasol, un tulipán, otro par de flores y una pirámide.–Recordé que una vez dijiste que te encantaría aprender a hacer origami para hacerte marca libros, y como anoche no podía dormir quise intentarlo, y-y pues éste es el resultado. No están aplastados porque los guardé mal, e-es que es así para que te sirva como marca libro.

Steven te entregó todos los origamis con una sonrisa nerviosa y jugando con sus manos, y tú le devolviste el gesto riendo ligeramente.

–Te quedaron muy lindo, enserio muchísimas gracia—

–¡Oh! Y también te traje un chocolate... ya sabes, para darte ánimos durante el día.–Te dijo sacando una barra de chocolate de su bolso y te la entregó.–E-está un poco derretido, p-pero estoy seguro de que el sabor es igual de rico.

–Steven enserio no sé qué deci—

–¿Quieres ir a una cita conmigo?–Te preguntó sin poder dejarte terminar viéndote afligido y jugando nervioso con sus manos.

–¿Acaso me trajiste todos estos regalos para sobornarme y que así fuera a una cita contigo?–Le preguntaste con una sonrisa y voz juguetonas dejando el chocolate en tu escritorio y jugando la flor en tus manos.

–¡¿Qué?! ¡No! No claro que no, querida. ¿Cómo piensas eso? Te juro que no te estaba sobornando, e-enserio te prometo que eso no es—. Comenzó a hablar nervioso moviendo sus manos para explicarse, sin embargo se detuvo al escucharte reír y su expresión asustada cambió inmediatamente a una sonrisa y brillo en sus ojos.–P-pero si tu quieres entonces si...

–Me encantaría ir a una cita contigo, Steven. Con o sin soborno iría.–Le dijiste riendo con ligereza.

Steven se te quedó viendo con una gran sonrisa y soltó un suspiro aliviado apoyando la frente por un segundo en el mesón y dejando sus brazos estirados en éste donde sus manos colgaban, y luego se levantó para pasar ambas manos por su rostro sin poder dejar de sonreír.

–Éste es el mejor día de mi vida...–Murmuró más para sí mismo que para ti provocando que rieras.–O-okey, ¿e-entonces te parece si hoy vamos a cenar? Podemos ir a ese lugar que tiene el mejor filete de la ciudad.

–Steven... tu eres vegano, mejor vayamos a un lugar de comida vegana.–Le dijiste con una pequeña risita.–Hagamos esto. Te paso a recoger a tu edificio y luego nos vamos juntos a un lugar que conozco, no es tan lejos si vamos en mi auto.

–O-okey, si, me parece bien. Vamos donde tu quieras...–Te dijo viéndote embobado y ambas manos en su corazón.

–Perfecto... ¿hoy a las siete treinta?

–Excelente. Es la mejor hora que he oído en mi vida. Me encanta.–Dijo sin poder quitarte la vista de encima.

–Bien... y no es por arruinar el momento, pero tu clase comienza en exactamente un minuto.–Le dijiste con una sonrisa señalando al reloj en la pared.

Steven dejó de sonreír y vio el reloj antes de que su expresión cambiara a una más preocupada.

–Ay no... ¡ya me tengo que ir! Nos vemos en la noche.–Te dijo rodeando el escritorio con rapidez para besar tu mejilla y luego salió corriendo por la puerta.

Reíste ligeramente llevando tu mano a la mejilla que besó y luego bajaste la vista a la flor que sostenías, sin poder dejar de sonreír.

Moon Knight IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora