Moon Knight IV

Déjelo (parte 2)

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Habían pasado bastantes días desde aquella conversación tuya con Jake  y aún no habías tenido la oportunidad de hablar con tu esposo ya que nunca estaba en casa, y cuando ibas a su oficina decía que estaba muy ocupado con reuniones.

La cosa es que ya estabas cansada, por lo que iniciaste los papeles de divorcio con una amiga tuya que era abogada.

Acababas de bajar la última maleta de las tres grandes que habías hecho, más un bolso que podías colgarte al hombro y una pequeña mochila para llevarte todo de ese lugar y no tener que volver.

Habías llegado al último escalón donde dejaste la maleta con las llaves del coche en la mano para subir ésta última maleta, cuando la puerta se abrió y tu esposo se te quedó viendo confundido.

–¿Cariño a dónde vas?–Te preguntó soltando una pequeña risita dejando las llaves en la mesita junto a la puerta.

–Me voy.–Le dijiste tratando de sonar lo más confiada posible y que no pudiera ver lo asustada que estabas.

–¿A dónde?

–Inicié con los papales del divorcio, lo sabrías si me hubieras escuchado todas las veces que intenté hablar contigo.–Le dijiste apretando con fuerza la manilla de la maleta.–Traté de hablar contigo pero no me escuchabas, así que ahora tendrás que hacerlo mediante mi abogada.

–Esto debe ser una broma... T/N regresa esa puta maleta a la habitación y ya deja de hablar estupideces.–Te dijo molesto quitándose la chaqueta de su traje para pasar por tu lado dándote un pequeño empujón con su hombro y así ir a la cocina.

Soltaste un pesado suspiro mordiendo la parte interna de tu boca mientras le escuchabas abrir el refrigerador y sacar una cerveza, a la vez que tomabas tu chaqueta y te la ponías.

–T/N te dije que dejaras tu maleta en la habitación, ¿acaso estás sorda?–Te dijo escuchándose más molesto y acercándose a ti.

Sin embargo tomaste tu maleta y abriste la puerta para salir y meterla en la parte trasera del auto ya que no querías tardarte tanto acomodándola en el maletero.

–¡T/N vuelve aquí!–Te gritó saliendo de la casa mientras te subías al coche y lo encendías.

Tenías un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas mientras que tus manos temblaban y retrocedías para salir del jardín de la que ahora era tu antigua casa.

Escuchabas a tu pronto ex esposo gritarte cosas, e incluso lanzó la botella de cerveza al coche, pero tu ya ibas conduciendo lejos.

Soltaste una pequeña carcajada llevando una mano a tu boca y luego marcaste el número de Jake en la pantalla del coche.

_____

Mientras tanto, Jake estaba en su departamento con una cerveza en la mano, su camisa abierta en los primeros botones, los pies arriba de la mesita de café y viendo algo en la televisión, sin embargo no podía dejar de pensar en ti y en si habrías hecho lo que hablaron. Al fin y al cabo, no habían tenido contacto desde aquella noche en el bar.

En ese momento su teléfono comenzó a sonar y soltó un suspiro con cero esperanza de que pudieras ser tu.

Se puso de pie y caminó hacia la habitación del diminuto departamento donde dejó su móvil cargando, y su rostro se iluminó por completo cuando vio tu nombre en la pantalla.

–¿Dama?–Preguntó esperanzado y sintiendo su corazón latiendo a mil por hora.

–¡Jake! Por un momento pensé que no contestarías... ¿Podrías bajar a ayudarme con mis maletas? Estoy a unos cuantos minutos del edificio.–Le dijiste algo acelerada pero a la vez feliz.