Moon Knight IV

Inusuales pesadillas (parte 2)

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El tipo que estaba atado a la silla soltó un gruñido con su cabeza hacia abajo, poco a poco comenzando a recobrar la conciencia.

–Vaya, vaya... la bella durmiente acaba de despertar.–Dijo Steven con desprecio donde estaba apoyado en la pared detrás suyo, con un pie en ella y su traje de Mr. Knight puesto.

–¿Q-qué? ¿Dónde estoy? ¡¿Quién eres?!–Exclamó tratando de soltar sus brazos, pero estaban atados con fuerza en su espalda en la silla.

–Nadie importante, solo un ciudadano insignificante más de Londres.–Dijo con tranquilidad encogiéndose de hombros y acercándose lentamente hacia él con ambas manos en los bolsillos de su pantalón. Sin embargo había algo detrás en su tono de voz que le hacía sonar intimidante.

–¿Cuánto dinero quieres? ¿Es eso? ¿Dinero? Puedo darte lo que quieras y así me dejas ir.–Le dijo tu jefe con una pequeña sonrisa.

–El dinero no me interesa.–Le dijo con seriedad quitándose la chaqueta y dejándola en otra silla, subiendo las mangas de su camisa.

–¿Entonces qué? ¿Para qué más me tendrías aquí?

–Tú y yo tenemos que discutir de algo muy importante, o de alguien más bien dicho.–Le dijo tomando la silla y sentándose en ella, cruzándose de brazos con la mirada fija en él.–T/N T/A. Estoy seguro de que conoces ese nombre.

Tu jefe inhaló profundamente y levantó un poco la barbilla sin apartar la mirada de Steven.

–¿Qué hay con ella?–Preguntó fingiendo desinterés.

–Te gustó tocarla, ¿no es así? Te gustó sobrepasar sus límites cuando ella te dijo que te detuvieras, y luego te divertiste acosándola y atormentándola por los días siguientes viendo el miedo en sus ojos cada vez que estabas con ella, ¿no es así?–Le preguntó con seriedad.

–No sé de qué me hablas, tampoco sé qué te habrá dicho ella ni quién eres, pero eso no es—

–No me interesa saber lo que piensas, al fin y al cabo, no eres más que un simple y asqueroso pervertido más.–Le dijo con desprecio levantándose y dejando la silla en otro lado, tomando los bastones desde detrás de su traje.

Tu jefe tragó saliva nervioso viendo los objetos en sus manos, y luego levantó la vista hacia él.

–¿Q-qué estás haciendo? ¿Para qué es eso? No puedes matarme, no me mates. Te juro que no sé qué te dijo ella, pero te aseguro que no es verdad. Jamás me atrevería a—

–¿Matarte? ¿Yo? Oh no, tranquilo. No te voy a matar, yo no hago eso. Sí tal vez uno que otro golpe, aunque tampoco es como que no te hayas golpeado de camino hacia acá. Sin embargo conmigo puedes quedarte tranquilo.–Le dijo con casi un tono burlón.

Tu jefe soltó el aire que estaba conteniendo, y tragó saliva sintiendo el sudor correr desde su frente hasta su cuello.

–Pero no somos solo nosotros dos en ésta habitación.–Le dijo con una sonrisa que tu jefe no podía ver al tener la máscara puesta.

–¿Q-qué...?–Preguntó asustado y confundido.

–Oh ya lo entenderás, pronto conocerás a mis amigos, Marc y Jake. Ellos harán el trabajo más sucio.–Le dijo con una pequeña risita, haciendo desaparecer su máscara y acercándose a él para agacharse y quedar a su altura.–Y solo para que lo sepas, ella es nuestra novia. Y no hay nada que no haríamos por ella, así que vas a pagar por todo lo que le hiciste sufrir, bastardo infeliz.–Le dijo con expresión seria y voz ronca, llevando a su mano para jalarle el cabello de forma dolorosa.–Prepárate para la noche más larga de tu vida.

Steven soltó el cabello de tu jefe y alzó una de sus bastones para golpearle con fuerza en el rostro.

(.....)

Steven abrió la puerta del departamento con mucho cuidado para no despertarte, al fin y al cabo, eran tan solo las 8:30 am y tu día libre, por lo que sabía estarías durmiendo todavía.

Entró haciendo el menor ruido posible dejando sus zapatos y chaqueta en la entrada antes de acercarse a la habitación.

Te vio aún durmiendo en la cama, y una sonrisa se formó en su rostro.

–¿Le vas a decir?–Le preguntó desde el reflejo de un espejo cerca.

–Lo mejor es mantener esto como un secreto entre los tres. Solo hagamosle saber que no volverá a molestarla, los detalles nos los quedamos para nosotros.–Le dijo con voz suave sin dejar de verte.

–Opino lo mismo, es mejor no contarle los detalles.

Steven soltó un suspiro y se acercó a la cama después de haberse cambiado en su pijama.

Se recostó con cuidado detrás de ti, y se acercó poco a poco para no sobresaltarte.

–Soy yo querida, tranquila.–Te susurró abrazándote al sentir que habías comenzado a despertar.

Soltaste un suspiro aliviada y te volteaste en su dirección para abrazarlo y así esconder tu rostro en su cuello.

Steven dejó un beso en tu cabeza y comenzó a jugar con tu cabello para que siguieras durmiendo, manteniendo la mirada fija en la ventana de la pared, recordando lo sucedido horas atrás.