Moon Knight IV

Mi niñita (OSCAR)

Prólogo: Por fin llega el momento en que Oscar y tu le van a contar a tu papá Pedro acerca de su relación.

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Advertencia: Diferencia de edad (Oscar está en sus 40's y la rayis tiene entre 20 y 25). La rayis es hija de Pedro Pascal.

Oscar y tu llevaban saliendo a escondidas de tu papá más o menos 7 u 8 meses, y la verdad es que habían logrado ocultarlo de las cámaras, paparazzis, y más importante de Pedro sin problema alguno, solo que ya debían contarle.

Los dos hablaron entre ustedes y decidieron que lo mejor sería hacerle saber sobre su relación. Pedro era el mejor amigo de Oscar, y la verdad es que le hacía sentir mal y culpable no contarle acerca de que estaba con su hija.

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–Me están webeando, ¿cierto?–Les preguntó Pedro entre confundido y serio.

Estaba sentado frente a ustedes dos en la mesa donde finalmente le habían contado acerca de su relación.

–No papá... esto es enserio.–Le dijiste tomando la mano de Oscar en la tuya.

–Lamento no haberte contado nada acerca de esto antes, pero queríamos estar seguros de—

–¿Cuánto tiempo llevan juntos?–Le interrumpió completamente confundido y apoyando ambos brazos en la mesa para inclinarse hacia adelante.

Inhalaste profundamente, y Oscar y tu se voltearon a ver para después tu bajar la vista y Oscar ver a su amigo.

–Ya vamos a cumplir ocho meses.–Le respondió Oscar acariciando tú mano.

–¡¿OCHO MESES?! ¡Ah no mira pero que bien! ¡Podrían haber tenido un hijo y yo sin saber nada del asunto hasta que su crío estuviera aquí!–Exclamó dándole un pequeño golpe en la mesa con ambas manos y apoyando la espalda en la silla, cruzándose de brazos.

–Sí sirve de algo... siempre hemos usado protección.–Murmuraste tratando de evitar reír.

–¡T/N! ¡YO NO QUIERO SABER DE TU VIDA SEXUAL!–Exclamó viéndote horrorizado y apoyando ambas manos en la mesa.

Oscar se volteó lentamente hacia ti viéndote entre afligido y nervioso, y tú no pudiste evitar reír ligeramente.

–Ya papá, tampoco exageres. ¿No prefieres saber y estar seguro de que no hay posibilidad de que seas abuelo todavía?–Le preguntaste riendo con ligereza.

–¡Sí pero no tan explícitamente, mensa ridícula! Y que te quede bien claro niña, yo soy un daddy, o zaddy, ya ni sé cómo mierda le dicen los jóvenes hoy en día. Pero nunca abuelo.–Te dijo apuntándote con el dedo índice, haciéndote reír.

–Entonces... ¿todo bien? ¿No estás enojado ni nada por el estilo?–Le preguntó Oscar jugando nervioso con tu mano.

–Debería, pero no. Solo te voy a decir una una cosa, asalta cunas. Más te vale cuidar a mi niñita o te juro que te van a caer las penas del infierno y nadie te va a salvar de mi weon, acuérdate nada más.–Le amenazó viéndolo fijamente.

–No hay problema.–Respondió asintiendo con la cabeza mientras tú solo reías ligeramente.

–Que bueno, ahora voy a ir a pedir algo para comer porque no quiero cocinar. Pero si vuelvo y te llego a ver tocándole un solo pelo a mi hija, te arranco la mano.

Pedro se levantó y desapareció en la cocina, e inmediatamente Oscar soltó el aire que estaba conteniendo lo cual te hizo reír.

–¿Más tranquilo?–Le preguntaste dejando tu mano sobre su pierna.

–Honestamente pensé que iría a ser peor.–Respondió riendo y tomando tú mano para besarla.

–¡OSCAR ISAAC HERNANDEZ ESTRADA! ¡QUITA TUS MANOS DE MI HIJA!