Pingüinitos (STEVEN)

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Prólogo: Steven tiene una forma tierna de confesar sus sentimientos por ti.

JFSY09

Steven iba de camino al museo jugando con una piedra en forma de corazón que encontró en el camino.

Mientras subía las escaleras, repetía en voz baja lo que te iba a decir ya que ese era finalmente el día en que había decidido declarar su amor hacia ti.

Ambos habían salido un par de veces, pero solo como amigos. Sin embargo era evidente que había algo más que amistad entre ustedes, aunque ninguno había dado el siguiente paso.

Iba caminando hacia la tienda de regalos viendo concentrado hacia la piedra en sus manos repitiendo sus palabras, por lo que no te escuchó hablarle y al momento en que tocaste su hombro, dio un salto casi soltando la piedra.

–¡Steven! ¡Lo siento! Perdón no quería asustarte.–Le dijiste apenada al verle darse vuelta de un salto y con expresión asustada.

–O-oh, eres tu, no pasa nada. Perdón, yo tampoco quería asustarte.–Rió ligeramente llevando una mano a su corazón ante el susto.

–Lo siento... ¿y cómo estás? ¿Cómo estuvo tu fin de semana?–Le preguntaste con una sonrisa estando a tan solo unos pasos de la tienda de regalos.

Steven se te quedó viendo hipnotizado sin oír lo que acababas de decirle, jugando con la piedra en sus manos.

–¿S-steven?–Preguntaste pasando tu mano frente a su cara.

–¿Sabías que las parejas tienen un pingüinito en toda su piedra y se declaran con la vida más bonita que encuentran?–Te preguntó sin realmente darse cuenta de lo que estaba diciendo, ambas de sus manos en su corazón y viéndote a los ojos.

–¿L-las parejas qué?–Preguntaste riendo ligeramente.

–Ay no... ay no, lo dije mal...–Murmuró apenado borrando la sonrisa de su rostro comenzando a sonrojarse, buscando un papele en el bolsillo trasero de su pantalón.–Oh dios querida, perdón. P-perdóname a-así no se suponía que era. Se suponía que iba a salir perfecto pero como siempre lo terminé arruinado y—. Comenzó a hablar rápidamente tratando de desdoblar el papel con dificultad al tener las manos temblorosas, pero pusiste las tuyas sobre las suyas y le ofreciste una sonrisa provocando que se quedara en silencio viéndote.

–Tranquilo, no pasa nada. Puedes intentarlo de nuevo, te juro que yo no escuché nada. Mira, ¡PUF! Olvidado.–Le dijiste con una sonrisa.

Steven sonrió bajando la vista avergonzado hacia el papel, dándote un último vistazo antes de aclarar su garganta.

–O-okey... bueno, l-lo que realmente te quería decir e-es esto. Amm... ¿s-sabías que los pingüinitos tienen solo una pareja en toda su vida y se declaran dándole la piedrita más bonita que encuentran? A-así que yo quería preguntarte... ¿t-te gustaría ser mi pingüinito? ¿Y-y así yo también puedo ser el tuyo?–Dijo levantando la vista hacia ti y extendiéndote la piedra.

Una gran sonrisa se formó en rostro al ver la piedra en forma de corazón, y reíste ligeramente provocando que Steven sonriera.

–Me encantaría ser tu pingüinito, Steven.–Le dijiste con una gran sonrisa.–Mira, no tengo una piedra conmigo ahora mismo, pero sí tengo éste brazalete. ¿Tal vez en lugar de una piedrita pueda darte esto?–Le preguntaste quitando el objeto de tu mano hecho con hilos de tus colores favoritos.

–Esto es mucho mejor que una piedrita...–Murmuró viendo fascinado como atabas el brazalete en su mano, y luego le diste un ligero apretón viéndole a los ojos.

–Ahora somos pingüinitos.–Le dijiste con una sonrisa acercándote para dejar un beso en su nariz.

Steven sonrió llevando tu mano entre las dos suyas hacia su corazón, y algo dudoso se acercó hacia tu rostro para dejar un beso en tu mejilla.

–Me encanta ser tu pingüinito.–Te susurró con una sonrisa, como si fuera un secreto entre ustedes dos y nadie más.

–A mi también.–Respondiste sin poder dejar de sonreír.

¡T/N tu tour ya llegó!–Escuchaste a tu jefa decir desde donde llegaban los tours.

–Ahora me tengo que ir, ¿pero te parece si salimos ésta noche? Podríamos ir a cenar, yo invito.–Le dijiste con una sonrisa y sin dejar de acariciar su mano.

–Me parece bien... t-te veo durante el día.–Te dijo con aún su sonrisa en el rostro.

–Genial, nos vemos más tarde.

Comenzaste a caminar lejos de él mientras Steven tenía sus manos en su corazón, sin embargo antes de poder seguir más lejos volviste hacia él y besaste sus labios rápidamente robándole un beso y luego te apresuraste hacia donde estaba tu tour avergonzada y riendo para ti misma, sin soltar la piedrita.

Steven se sonrojó e inhaló profundamente antes de bajar la vista hacia su (tú) brazalete, y se dirigió hacia la tienda sin poder dejar de sonreír.

Steven se sonrojó e inhaló profundamente antes de bajar la vista hacia su (tú) brazalete, y se dirigió hacia la tienda sin poder dejar de sonreír

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