Moon Knight IV

La mamon* esa (JAKE)

Prólogo: Jake llega en la noche del trabajo y se te queda viendo mientras duerme, sin embargo despiertas medio dormida y te asustas al verle ahí.

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Jake había decidido ya terminar de trabajar por la noche debido a la fuerte lluvia.

Llegó al departamento y se quitó su chaqueta, boina y guantes dejándolos en el perchero y sus llaves encima del mesón de la cocina antes de ir hacia la habitación.

Mientras iba caminando desabrochó un par de botones de su camisa y aflojó la corbata alrededor de su cuello.

Una vez se acercó, te vio durmiendo en la cama con un libro en tu pecho y prácticamente esparcida con la boca ligeramente abierta.

Jake sonrió y se te quedó viendo por un par de segundos cómo dormías tranquila y pacíficamente.

Te veías tan hermosa, tranquila, en calma... hasta que despertaste.

Abriste los ojos poco a poco y al estar medio dormida no pudiste reconocerle, y comenzaste a llorar.

–¡¿Qué haces aquí...?! ¡¿Quién eres...?!–Le preguntaste hablando dormida y arrastrando las palabras mientras que los ojos se te llenaban de lágrimas.–Jake tenía razón... La Llorona si es real...

–¿Qué? ¡No! Osea no sé si es real, pero dama soy yo, Jake.–Te dijo algo asustado al ver que estabas llorando.

–¡No te me acerques! No sé quién eres...–Murmuraste lanzándole el libro débilmente.

–Mami tranquila, soy yo.–Te dijo tratando de contener la risa.

–¿Jake...?–Murmuraste viendo hacia él que se había sentado en el borde de la cama junto a ti.

–Si dama, soy yo. No se preocupe, la mamona de la Llorona jamás se le va a acercar mientras yo esté aquí.–Te dijo con una sonrisa recostándote en la cama y arropándote con las frazadas.

–Pero tú le tienes miedo...–Le dijiste quedándote dormida.

–Mentira, eso no es verdad. Yo no le tengo miedo a nada. Mucho menos a la mamona esa, lo que le tengo es respeto, que es muy distinto.–Se defendió ligeramente ofendido.

Tu solo murmuraste algo que Jake no pudo descifrar que era haciéndole reír y besó tu cabeza con ternura.

–Mami uste' duerma y quédese aquí, yo me voy a cambiar de ropa.–Te susurró con suavidad limpiando la lágrima que quedaba en tu mejilla.

Besó tu cabeza y luego se puso de pie para ir al baño y darse una ducha rápida antes de volver contigo.

Se metió en la cama detrás de ti y te abrazó dejando tu espalda en su pecho y tomando tus manos en las suyas por delante para acariciarlas.

–Buenas noches mi dama, descanse.–Te susurró besando tu mejilla a la vez que te dabas la vuelta para acurrucarte en él.