En la línea de fuego

Capitulo 5: La fuga

Mikhail

Comencé a contar los días desde que entré en esta celda, y hoy ya es mi quinto mes aquí adentro. Estar encerrado en una prisión es una sensación asfixiante. Soy el líder de la mafia rusa y estar en una celda, sin poder moverme ni actuar, es para mí una especie de tortura. He sobrevivido gracias a mis contactos con el exterior, pero nunca pensé que estaría aquí por tanto tiempo. A medida que las semanas se convirtieron en meses, mi actitud comenzó a cambiar. Pasé de ser un paciente hombre de negocios a ser un hombre desesperado, buscando cualquier oportunidad para salir de esta pesadilla.

Durante esos meses, he estado planeando mi escape. He estado pasando información clave y trabajando con mis contactos para encontrar las debilidades de la prisión. Me han hecho saber que habrá una masacre en el camino, pero es un riesgo que estoy dispuesto a correr. No hay nada que me detenga, y menos un guardia o dos.

La verdad es que mis hombres tienen una especie de obsesión conmigo. Me respetan por ser líder, aunque desde mi celda he estado dirigiendo la organización de forma más o menos plena. Ahora, con mi escape, no tendrán otra opción que respetarme aún más. Me dijeron que están dispuestos a hacer lo que sea necesario para sacarme de aquí, y yo les creo.

Mi mente no puede evitar divagar hacia la doctora Alla, la única persona que servido de distraccion desde que me encarcelaron. Ella tiene algo diferente, algo que me atrae de una manera que nunca he sentido antes por nadie. Aún siendo una chica mucho más joven que yo, sé muchas cosas sobre ella, pedí que la investigarán y me dieran toda la información sobre Alla Whester navidad en California, psicóloga clínica de 24 años, especializada en el estudio de mentes criminales.

Es Licenciada en psicología clínica por la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y tiene unMáster en psicología criminal por la Universidad de Chicago, Certificación en psicología forense por la Asociación Americana de Psicología

Fue practicante clínica en el Centro de Salud Mental de Los Ángeles durante 2 años, psicóloga clínica en la Cárcel del Condado de Cook durante 1 año y consultora en casos de delitos violentos en la Policía de Nueva York durante 6 meses, Hace un año trabajaba como psicóloga forense en la Oficina del Fiscal del Distrito de Rusia en Moscú.

Es muy inteligente, eso es algo que ninguna persona podría negar y esa inteligencia que ella tiene pero a la vez ligada con inocencia, ha hecho que como pendejo desee los momentos donde viene a interrogarse, con su aire de moralidad, es una chica menuda pero no demasiado delgada, de estatura media, su belleza es impresionante, con su pelo negro como la noche y sus ojos grises como las tormentas, pero aun así no me dejo llevar por esa majestuosidad que ella conlleva, cualquier hombre podría tener a sus pies, pero no a mi el Zar de la mafia Rusa.

Sentado en mi celda, escuché la puerta abriéndose y cerrándose sacándome de mis pensamientos. Levanté la vista para ver a la doctora Alla parada frente a mi celda con su habitual peinado de trenzas y lentes oscuros.

Sabía que ella estaba allí para interrogarme una vez más. Había perdido la cuenta de cuántas veces había pasado por el interrogatorio con ella.

Aquí vamos otra vez, pensé para mí mismo. Ella comenzó a hacerme las mismas preguntas de siempre, tratando de desentrañar mi psique. Pero en lugar de responder seriamente, decidí jugar un poco.

Contesté sus preguntas con sarcasmo y burla. Observé cómo su expresión se convirtió en una mezcla de furia y frustración. Ella parecía estar perdiendo los estribos, y yo estaba disfrutando del espectáculo.

De repente, sentí algo golpeándome la cara. Había sido Alla, quien había perdido la paciencia conmigo.

Cuando Alla me golpeó en la mejilla, sentí una rabia intensa creciendo dentro de mí. No estaba acostumbrado a que la gente se atreviera a tocarme, y ella lo había hecho, durante un breve momento, todo lo que quería hacer era aniquilarla por atreverse a tocarme.