Capitulo 27: ¿Premio o castigo?

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Alla

Sergei, nos había dejado en la pista, pensaba que iriamos a la casa de Venecia, pero supongo que con todo el caos lo mejor será estar en Rusia. El ambiente estaba cargado y tenso, algo a lo que ya me estaba empezando a acostumbrar.

Pero lo que realmente me sorprende es la entrada de Mikhail. Apenas pisa el lugar, todos se detienen y se hace un silencio sobrecogedor. Su figura imponente y su mirada penetrante llenan el espacio, transmitiendo poder y una clara determinación.

Entonces, las palabras de Mikhail cortan el aire, resonando en la pista.

-Los malditos asiáticos tienen mucha gente dentro de nuestras filas, pero yo me voy a encargar de cazar a uno por uno, -pronuncia con un tono duro y desafiante. La declaración es seguida de un silencio aún más profundo, solo interrumpido por los latidos agitados de mi corazón.

El mensaje es claro: la infiltración en nuestras filas era un problema real y urgente. El hecho de que Mikhail se propusiera cazar a esos infiltrados uno por uno, deja en evidencia su determinación férrea y su implacable sed de venganza.

Mis pensamientos se agolpan en mi mente mientras observo a Mikhail.

Mikhail me guía rápidamente hacia su avión privado. Todo parece estar ocurriendo a una velocidad vertiginosa, sin tiempo para pensar o asimilar lo que esta sucediendo. Una vez dentro del avión, me acomodo en la parte de atrás. No tengo deseos de pelearme con nadie por un asiento, especialmente teniendo en cuenta las circunstancias en las que nos encontramos. La ansiedad y el nerviosismo me han agotado, y simplemente quiero encontrar un poco de calma.

Mientras me siento, puedo escuchar a Mikhail reuniéndose con los líderes. Sus voces resuenan en el interior del avión, pero no logro entender lo que dicen. Mi mente esta nublada por el cansancio acumulado, y de repente siento una oleada de agotamiento invadir cada célula de mi cuerpo.

Sin poder luchar contra el cansancio, cierro mis ojos y me dejo llevar por el sueño. Los sonidos de las voces distantes se desvanecen gradualmente, hasta que todo se sume en un silencio profundo. No sé cuánto tiempo pasa, pero lo siguiente que supe fue que estaba sumergida en un profundo sueño reparador.

Cuando finalmente despierto, me doy cuenta de que el avión aún esta en movimiento. Miro a mi alrededor y todos los líderes también estan descansando, algunos incluso roncan suavemente. Mikhail se encuentra en un asiento cercano, con una expresión seria en su rostro mientras revisa algunos documentos.

La nevesidad de estar cerca de él me impulsa a levantarme del asiento y camino por el estrecho pasillo del avión, mis pies moviéndose de forma automática hacia donde se encuentra Mikhail. A medida que me acerco, puedo ver cómo su rostro serio se suaviza un poco al notar mi presencia.

Sin decir una palabra, me hace una señal con la mano para que me siente a su lado. No lo dudo ni un segundo y me acomodo en el asiento junto a él. Deja los papeles sobre la mesita frente a nosotros y, de manera natural, acomoda su mano sobre mi pierna.

Su contacto cálido y reconfortante hace que me sienta protegida en medio del caos que nos rodea. Siento su energía intensa, pero al mismo tiempo, su presencia me brinda una tranquilidad que no encuentro en ningún otro lugar. Después de un breve momento de silencio, Mikhail rompe la calma con su voz profunda y firme.

-Esa ropa no te servirá en Rusia, -dice, y no puedo evitar sonreír ante su comentario. Y es verdad el frío de Rusia me dejará congelada.

-Lo sé, pero simplemente no esperaba que nos fuéramos tan pronto, -respondo con una leve sonrisa.

-No te preocupes, en cuanto lleguemos a Rusia pediré que te traigan ropa adecuada.

Me levanto un poco del asiento y observo a mi alrededor. Confirmo que la mayoría de las personas a bordo están dormidas, sumidas en un sueño profundo. Un látigo repentino de necesidad y deseo recorre mi cuerpo, y antes de que pueda detenerme, me lanzo sobre Mikhail.

En la línea de fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora