Alla
Llevo más de una hora observando a Mikhail con su hija, se muestra cariñoso, juguetón y atento a todo lo que pida, muy diferente a como actúa cuando esta en su papel de jefe mafioso.
Mikhail se acerca a su hija y le acaricia el pelo, besándola en la frente mientras le dice que la ama mucho.
-Ya tenemos que irnos. Tienes que ser valiente y cuidar a la abuela ¿vale?
-Pero no quiero que te vayas, papi -dice la pequeña niña sollozando, se suelta rápido del agarre de su padre y camina hacia mí, me hala de la mano para quedar a su altura.
-Alla, dile que no que vaya.
Su tomo de suplica y sus ojitos rojos me hacen querer apretarla fuerte.
-Tu papi tiene cosas que hacer, linda -le acaricio el cabello suavemente -Pero te prometo que regresara pronto.
-¿Lo prometes? -extiende su meñique hacia mí en forma de pinky promise.
-Por supuesto que si -le extiendo mi meñique y hacemos la pequeña promesa que me hace sonreír y a ella también, termina dándome un abrazo y sonoroso beso en la mejilla.
La abuela de Mikhail entra a la habitación y toma a la pequeña rubia de los brazos, el ruso se despide su abuela y de su hija con un abrazo, me toma del brazo y yo como puedo agito la mano despidiéndome de su abuela.
Me arrastra hasta la puerta de la casa, sin decir una palabra. Salimos y entramos en su auto. Mikhail enciende el motor y nos dirige hacia la carretera.
Estoy en silencio observando cada movimiento uno de sus movimientos, la actitud que tenía antes ha vuelto. Su frialdad y su expresión carente de sentimiento alguno. No puedo entender cómo alguien puede cambiar tanto sus emociones en menos de nada.
Finalmente, no puedo aguantar más y rompo el silencio.
-Mikhail, ¿Qué está pasando? ¿Por qué me has traído aquí?
Mikhail responde sin ningún atisbo de emoción en su voz.
-Tuve la necesidad de mostrartelo y yo nisiquiera entiendo porque.
Mikhail mira hacia la carretera sin volver a hablar.
Un rato más en la carretera y veo como nos acercamos a un pequeño pueblo, bajo la ventana del auto y puedo ver las casas de madera pintadas en tonos pastel, que forman un contraste llamativo con el paisaje verde que rodea al pueblo., mientras nos acercamos, puedo ver la iglesia blanca en la plaza central, rodeada de pequeñas tiendas y cafeterías con mesas en la calle. Los árboles y las flores en los jardines de las casas se ven exuberantes y el cielo azul despejado crea un ambiente acogedor y tranquilo en el pueblo.
A medida que avanzamos por las calles estrechas, veo a la gente local caminando por las aceras empedradas, algunos con sus mascotas.
El auto se estaciona frente a una cafetería pequeña, los tonos pasteles que cubren la estructura de madera crean un ambiente cálido y acogedor. El color predominante es un rosa suave, que se combina con detalles en blanco y azul claro.
En ambos lados de la entrada, hay grandes ventanales enmarcados en madera blanca, que permiten ver el interior de la cafetería, hay unas mesas pequeñas y sillas de color blanco y azul claro.
Mikhail posa su mano en la parte baja de mi espalda causandome escalofríos, entramos al lugar y adentro es mucho más acogedor, una meseta nos recibe con amabilidad, el ruso la ignora y yo le sonrió para no pasar por descortés.
Nos sentamos en una pequeña mesa de madera, quedo frente al ruso y su expresión es de fastidio total que me hace rodar los ojos por su comportamiento tan bipolar.
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En la línea de fuego
RandomAlla Whester una psicóloga clínica quien siempre ha sido una persona amable y compasiva, pero su trabajo le ha enseñado a tener una coraza para protegerse emocionalmente, le ha llegado la oportunidad de su vida cuando le ofrecen un trabajo en una cá...