Alla
Desde que Mikhail se ha ido, mi tranquilidad se ha desvanecido. Sé que me dejó a cargo de personas importantes, pero en este ambiente, la seguridad es un lujo que no podemos permitirnos. Ni siquiera él, como líder de la mafia, puede garantizarla al cien por ciento.
Salgo de mi habitación con ese peso en el pecho y me dirijo hacia la habitación de Ivanna. Cuido de ella no solo porque Mikhail me lo pidió, sino porque esa niña ha encontrado un lugar especial en mi corazón.
Cuando entro, la encuentro aún dormida, así que comienzo a recoger sus juguetes en silencio y a ordenar un poco la habitación. Después de un rato, todo está más organizado y la pequeña comienza a despertarse. Me acerco a ella con una sonrisa.
-Buenos días, rayito de sol, -le digo cariñosamente. Su respuesta es un dulce.
-Buenos días, hada, -me hace sonreír aún más. La tomo en mis brazos y la ayudo a levantarse de la cama.
Le explico que es hora de bañarse y que su abuela vendrá por ella para desayunar juntas. Ella asiente con entusiasmo y me sigue al baño. Mientras la preparo para el baño, ella me mira con curiosidad y pregunta:
-¿Tú no vendrás?
Niego con la cabeza y le respondo con ternura:
-No, cariño. Yo estaré aquí esperándote. -Su sonrisa me reconforta y continuamos con el baño.
Cuando la niña está completamente lista, bajo con ella en brazos hasta la sala donde ya se encuentra la abuela de Mikhail. Su mirada me abraza con ternura mientras me saluda con amabilidad.
-Hola linda, ¿cómo has estado?. -Le devuelvo una sonrisa.
-He estado bien, ¿y usted cómo ha estado?. -Ella sonríe.
-Yo también he estado bien. Espero que estés cuidando muy bien de ti. -Asiento con seguridad.
-Claro que sí.
Un rato después, la pequeña rubia sale con su abuela y varios hombres de seguridad. Rápidamente me devuelvo a mi habitación donde puedo sentir un poco más de seguridad. Una vez dentro, me quito el suéter que me oculta el embarazo y me acuesto en la cama. El teléfono que me dio Mikhail empieza a sonar y rápidamente le respondo. Su voz del otro lado de la línea se escucha fuerte y ronca, haciendo que mi piel se erice.
-Hola Alla, ¿cómo está todo por allá?.
-Todo sigue igual. Recién estuve con Ivanna y se la entregué a tu abuela porque irán juntas a desayunar, escucho su respiración.
-¿Tú cómo estás? ¿Estás cuidando bien de mi hijo?. -Pregunta preocupado. Mi corazón se acelera y una pequeña sonrisa se forma en mis labios.
-Sí, he tomado toda la medicina y no he tenido ningún síntoma. ¿Cómo va todo por allá?. -Lo escucho suspirar con cansancio.
-Las cosas están más complicadas de lo que pensaba. Me temo que vamos a demorar más tiempo del que tenía previsto. -Confiesa, asiento con comprensión.
-Espero que puedas solucionar todo. Cualquier cosa que necesites, si puedo ayudarte, solo dime.
Nos quedamos en silencio por un rato hasta que él habla de nuevo:
-Está bien, tengo que irme. Adiós. -Antes de que pueda responder, escucho que corta la llamada. Pongo el teléfono nuevamente en la mesa y miro el techo con un suspiro. ¿Quién diría que echaría de menos a ese mafioso de porquería?
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Mikhail
Las cosas en Suiza están complicándose más de lo que había previsto. Dejar a mi hija y a Alla solas por mucho tiempo no era una opción que había contemplado. No con la situación que se está desarrollando aquí. El hotel donde me estoy quedando, en medio de la ciudad, está reservado únicamente para mí y mis hombres de confianza. Desde el penthouse, salgo al ascensor y presiono el botón que me llevará al nivel más inferior de este lugar. Nadie puede saber que estoy en Suiza, por eso necesito que todo se haga dentro de este edificio, vigilado y monitoreado por mis hombres en cada punto.
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En la línea de fuego
RandomAlla Whester una psicóloga clínica quien siempre ha sido una persona amable y compasiva, pero su trabajo le ha enseñado a tener una coraza para protegerse emocionalmente, le ha llegado la oportunidad de su vida cuando le ofrecen un trabajo en una cá...