Alla
El avión continúa su trayecto y me acerco a la pequeña ventana, veo finalmente la hermosa ciudad de Venecia. Sus canales serpenteantes y sus pintorescas casas flotantes se extienden ante mis ojos, creando una estampa bucólica y encantadora.
Sin embargo, mi estado de ánimo se ve empañado por la presencia constante de Mikhail y Tania durante todo el vuelo. Cada vez que me daba vuelta, la veía sonriendo y coqueteandole descaradamente. Sus risa resonaba en mis oídos como una tortura, mientras yo me retorcía de rabia e impotencia.
No puedo entender cómo Mikhail se permite comportarse de esa manera tan desconsiderada. ¿Cómo puede ignorar mi presencia y disfrutar de la compañía de Tania de esa manera tan descarada?. El calor de la ira me va invadiendo y siento cómo mi cuerpo se tensa. Me muerdo el labio para contener mis emociones y evito confrontar a Mikhail en ese momento. ¿Qué ganaría tratando de hablar con él en medio de este vuelo y con tanta gente que no sabe absolutamente nada de lo que pasa entre los dos? Solo conseguiría más dolor y humillación.
En cambio, decido guardar mis sentimientos para mí misma, aunque el peso emocional sea aplastante. Me hundo en el asiento, tratando de enfocarme en la belleza que me rodea en lugar.
El avión comienza su descenso, y puedo sentir cómo mi corazón late rápido ante la anticipación de finalmente llegar a Venecia. Cuando el avión aterriza, el sonido de las ruedas tocando tierra me hace suspirar de alivio.
Sin embargo, antes de poder levantarme de mi asiento, noto que todos los demás pasajeros se están apresurando a salir del avión. Decido esperar a que todos salgan antes de mí, tratando de retrasar el momento en el que tenga que enfrentar la realidad.
El avión se vacía y me preparo para bajarme, tomo una respiración profunda para calmarme. Abro la puerta del avión y la brisa cálida de Venecia me da la bienvenida. Es un alivio poder respirar un aire diferente al gélido aire de Rusia.
Sin embargo, conforme camino por la pista que parece ser privada, alejada de las terminales principales, y lo que veo frente a mí me pone los pelos de punta. La pista está llena de hombres fornidos, vestidos con trajes como si fueran a la guerra y con actitud intimidante. Reconozco de inmediato los rostros de algunos de ellos, miembros de la mafia rusa, el aire se vuelve denso y siento un escalofrío recorrer mi espalda, camino hacia Novel y me coloco a su lado.
De repente, uno de los hombres se adelanta del grupo y se acerca con respeto a Mikhail.
-Bienvenido a Venecia, pakhan.
Mikhail asiente y responde en un tono frío pero seguro:
-Quiero que me informes sobre todas las medidas de seguridad que has tomado para proteger a todos. No quiero ninguna pérdida.
El hombre asiente rápidamente y comienza a caminar junto con Mikhail, supongo que para contarle cada detalle todas las precauciones que han tomado para garantizar la seguridad de la operación. Me sorprende la cantidad de recursos e influencia que tienen en esta ciudad.
Novel se empieza a mover y yo lo sigo, ya que nadie me ha dado instrucciones y no quiero quedarme en medio de la pista como nunca tonta, pero mi mente estaba tan absorta en mis pensamientos que apenas noté cuando Novel se detiene de repente. Sin embargo, mi cuerpo choca abruptamente contra su espalda, y antes de darme cuenta, me encuentro tumbada en el suelo.
Resoplo con frustración y siento un poco de dolor en mi trasero, miro a Novel, quien me mira con reproche.
-¿Qué haces, niña? -pregunta Novel, con un tono de voz que muestra su disgusto por mi falta de atención.
Ruedo los ojos, me levanto del suelo sacudiendo mi ropa. Trato de no parecer molesta, pero mi trasero dolorido y mi ego herido no ayudan mucho.
-Nada, solo estaba sentada tomando el sol. -Respondo con sarcasmo.
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En la línea de fuego
RandomAlla Whester una psicóloga clínica quien siempre ha sido una persona amable y compasiva, pero su trabajo le ha enseñado a tener una coraza para protegerse emocionalmente, le ha llegado la oportunidad de su vida cuando le ofrecen un trabajo en una cá...