Alla
Me despierto completamente aturdida por el golpe de la puerta, tengo sábanas envueltas a mi alrededor, miro debajo de ellas, estoy totalmente desnuda, los recuerdos de todo lo pasado corren por mi mente a una gran velocidad, como un carrete de película, la realidad me golpea, me siento destrozada por dentro. He caído en las garras de Mikhail, el jefe de la mafia rusa, el hombre que me tiene prisionera. Me siento sucia, usada, como si hubiera perdido toda mi dignidad. ¿Como pude haberme dejado llevar? ¿Por qué no luché lo suficiente?
Con las fuerzas que tengo, me pongo de pie,me siento muy mal físicamente. Todo mi cuerpo me duele, especialmente mis zonas íntimas. Sé que he sido brutalmente sometida a sus juegos sádicos y que esto ha dejado graves consecuencias en mi cuerpo.
Me dirijo al espejo de cuerpo completo que hay en la habitación, siento dolor al caminar y al intentar moverme. El cansancio y la fatiga se apoderan de mi, lo que me impide moverme con normalidad. Me siento débil y vulnerable, como si no tuviera energía para seguir adelante y a eso debo sumarle que llevo ya un día sin comer.
Al mirarme en el espejo, veo mi reflejo desfigurado. Mis ojos están rojos e hinchados, mi piel se ve opaca y sin vida. Las marcas de los juegos sádicos de Mikhail están impresas en mi cuerpo, dejando mi piel morada y marcada por arañazos y mordiscos.
Siento como si mi alma hubiera sido arrancada de mi cuerpo, dejándome vacía y sin sentido. Cada vez que me miro en el espejo, me siento aún más perdida y llena de desesperación.
Los sentimientos de rabia, vergüenza y dolor se mezclan en mi mente mientras intento procesar lo que ha sucedido, he traicionado mi moral, mis valores y mi sentido común.
Sin embargo, sé que me ha gustado lo siento en la forma en que recuerdo sus toques, su brusquedad, la manera en que chupo mi vagina, la forma en la que mi cuerpo reaccionó a sus toques llenos, de lujuria, pero eso es algo que nunca nadie va a saber, un secreto que guardaré para mí.
El conflicto,to que tengo en mi interior me abruma.
Camino hacia el baño de la habitación dejando de lado lo ocurrido, intentaré no enfocarme en eso y actuar como si nada hubiese pasado y que el grueso miembro del ruso no afecte mis emociones, me doy un baño con agua tibia, mis gluteos arden un poco, pero omito recordar como me golpeaba con brusquedad, una tarea bastante difícil.
Terminé de bañarme con agua caliente y jabón, salí del baño a la habitación, no sabía qué podría ponerme, el armario estaba vacío, la única opción que tenía era colocarme la misma ropa de ayer.
Estaba por hacerlo, cuando el fuerte golpe de la puerta abriéndose me sorprendió, intenté taparme el cuerpo, la mucama que me había traído comida antes, me miraba con asco.
Se acercó a mí con pasos firmes y fuertes, me tomó del brazo con tanta fuerza que me hizo sentir dolor. Intenté soltarme de su agarre, pero ella me arrastró hacia el pasillo, luego me llevo a otro que no conocía.
- ¡Por favor, déjame vestirme! - supliqué, sintiendo el frío del pasillo en mi piel desnuda.
La mujer no parecía escucharme y siguió arrastrándome con más fuerza. Me sentía vulnerable y expuesta, tratando de cubrirme con mis brazos como podía mientras caminábamos.
Intentaba ocultarme de la vista de los guardaespaldas del ruso que estaban en la cocina, pero sentía su mirada en mi cuerpo desnudo, y los comentarios asquerosos no se hicieron falta, mientras se burlaban de mi desgracia.
- Por favor, ¿podemos hablar de esto? - intenté razonar con la mucama, pero ella no parecía dispuesta a escuchar.
Había una puerta en la cocina, me sacó por ahí, llegando a la parte trasera de la mansión, la brisa templada golpeaba mi cuerpo.
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En la línea de fuego
RandomAlla Whester una psicóloga clínica quien siempre ha sido una persona amable y compasiva, pero su trabajo le ha enseñado a tener una coraza para protegerse emocionalmente, le ha llegado la oportunidad de su vida cuando le ofrecen un trabajo en una cá...