DESEO - I

452 41 164
                                    


* * *

(Capitulo anterior)

Camila: Tal vez simplemente no esté más interesada en vos de esa forma.

Felipe: Estás mintiendo. — no digo nada, y él me agarra de la cintura pegándome a él. Sus ojos siguen sobre los míos —. No hay nadie quien interponga nuestros sentimientos, amor.

-
-

Continuación...

NARRA CAMILA

Esto es peligroso.

Puedo sentir el calor emanando del cuerpo de Felipe contra el mío, su brazo alrededor de mi cintura, posición que no debería pasar entre  él y yo.

Sin embargo, no importa lo que yo pueda pensar en estos momentos lo que puede hacer de esta situación  peligrosa, sino la determinación en los ojos de Felipe. Él está en control de la situación, por primera vez, puedo ver lo decidido que está. Si no manejo esto bien, puede terminar de miles formas diferentes.

En vano intento empujarlo porque él aprieta su agarre exageradamente en mi cintura, presionando mi cuerpo contra él.

Felipe: ¿Ya no sentís nada?.

Trago grueso, sintiendo la intensidad de sus ojos sobre mí.

Camila: No..., no estoy en condiciones de hablar sobre eso.

Las curvas de sus labios se alzan ligeramente, formando una sonrisa que jamás he visto en él y es desarmante.

Alejate de él, Camila.

Mi consciencia me advierte. Estar en sus brazos y su cuerpo fuerte pegado al mío no me hace sentir segura.

Necesito tomar el control de esta situación. No me gusta cederla, me hace sentir vulnerable y es una sensación que no me agrada. Así que me relajo en sus brazos, y él parece notarlo, sin poder ocultar el asombro en sus ojos. Levanto mis manos para ponerlas alrededor de su cuello.

Camila: ¿Crees que podes manejarlo?.

Felipe me da una mirada de sorpresa.

Felipe: ¿De qué hablas?.

Le doy una falsa sonrisa, llena de confianza.

Camila: Si me volves a tener, ¿crees que podrías manejarlo?.

Felipe: Creeme que puedo — responde al instante.

Me muerdo el labio inferior, acercando mi rostro aún más al de él.

Camila: ¿Estás seguro?.

Felipe: Déjame probarlo — el espacio entre nuestros labios es insignificante, un ligero movimiento de su parte o de la mía podría cerrarlo. No sé cómo hemos llegado hasta aquí, porque sólo estaba tratando de ganar el control, pero mi cuerpo lleno de alcohol tiene mucho que ver, aunque aún puedo maniobrarme muy bien para terminar con esto —. ¿Vas a provocarme toda la noche? — susurra sobre mis labios.

Antes de que pueda acercarse más, aprovecho su confianza para agarrarlo desprevenido y empujarlo, liberándome.

Camila: Debería irme.

Él no parece extrañado por mis acciones y se pasa la mano por la barba que apenas se adhería en su mentón.

Felipe: No importa que tanto quieras evitarme, hay sentimientos que no podes cambiar.

DESCUBRIR EL VERDADERO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora