CONFLICTOS

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(Capitulo anterior)

En cuclillas, salgo de su habitación.

Ni siquiera quiero pensar en lo que pasó con Felipe, mi mente aún lo está procesando. Me voy a dormir con el pensamiento de que nunca lo amé y es eso lo que no me dejó seguir adelante. A una parte de mí le aterraba que una vez que me entregara a Bautista, no iba a ser sólo por la adrenalina de querer tener lo que no tuve con Felipe. Y ahora esa es una de las razones por las que no podré mantener ninguna otra relación física con Felipe y algún otro hombre. Mi cuerpo ya no le pertenecía a Felipe ni mucho menos mis sentimientos.

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Continuación...

NARRA CAMILA

Cuando despierto me encuentro con el sonido lejano de pasos en algún lugar del apartamento. Mi cabeza no me estalla como creí que lo haría, pero sí siento una leve presión en la frente. Me deslizo por la cama hasta enderezarme y apoyarme en el respaldar. Recuerdo cada momento de anoche, empezando conmigo tomando con Maria y Trevor, y terminando conmigo y Felipe conversando aquí, en la cocina besándonos.

Giro la cabeza y noto que sobre mi mesa de noche hay una botella de agua junto a una nota y un par de pastillas que reconozco. Me las tomo rápidamente para el malestar que tengo y luego leo la nota.

Gracias por permitirme volver a probar tus labios. Me tocó ir a laburar sin hablarlo pero te dejé Tylenol para el dolor de cabeza.

-Felipe.

Nada más.

No volveré a tomar alcohol en mi vida.

Agradezco que él ya no está, porque no soportaría estar hablando sobre lo sucedido entre nosotros mientras veo su rostro. Todo lo que siento ahora que la bruma del alcohol me ha abandonado es disgusto. ¿De verdad fui tan estúpida como para abrirme a él pensando en qué no pasará nada después?. Pues sí, pero agradezco que mi cerebro aún funcionara con tanto licor encima para evitar tener sexo con él de nuevo.

Me levanto de la cama y me acomodo el pijama antes de arrastrar los pies en dirección a la cocina. Una vez allí escucho una voz, es María, y dado que no hay otra persona ahí supongo que está hablando por teléfono. Cuando entro noto que sigue en camisón y tiene grandes ojeras debajo de sus ojos. Su cabello está revuelto y aunque no me he visto en el espejo todavía, apuesto que estoy igual.

Me hace una seña para que la siga mientras ella sale hacia la sala y se sienta en el sillón con una sonrisa. Presiona su dedo sobre la pantalla y una voz masculina resuena en el apartamento.

DESCUBRIR EL VERDADERO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora