34. Infierno

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CHRISTA (Pasado)

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CHRISTA (Pasado)

Christa sintió un poco de paz al alejarse por unas horas del santuario y respiró relajada al haber dejado a las crías tujllaki en su pequeña habitación compartida y no tener que cargar como siempre lo hacía. Ahora ella comprendía a Bella, ser madre de cinco tujllakis no era nada fácil.

Se sentó en una roca al lado del pequeño riachuelo y se quitó las sandalias. Lentamente, sumergió los dedos de sus pies y al comprobar la temperatura fresca; soltó un gemido de satisfacción al sentir el agua fría en su piel.

Observó los árboles, las ramas moverse con el vientre y las hojas cayendo ante la fuerza de la naturaleza. Se llevó un mechón de su cabello detrás de la oreja y sonrió por ese breve momento de soledad.

Sus mejillas tomaron un color rosado, respiró profundo y se golpeó las mejillas con ambas manos como un castigo por tocarse y masturbarse en la ducha.

Ya no se conocía ... ¿En qué momento se volvió tan ... Lujuriosa?

Christa es una dama de sangre noble pero lo que hizo en la ducha, le hizo parecer una sucia pecadora y más al tener pensamientos tan pervertidos cuando se insertaba los dedos en su interior cálido y resbaladizo.

La chica con la que compartía habitación le explicó que eso era algo normal tanto en hombres como mujeres, el querer explorar el cuerpo para conocer en qué partes les gustaba ser tocados.

Una vez le ofreció un juguete sexual completamente nuevo. Era largo, de textura suave al ser de silicona, de un tamaño promedio (perfecto para alguien primeriza como ella), con la cabeza bulbosa y venosa pero cuando la chica lo encendió y comenzó a temblar y a emitir un zumbido en su mano; Christa se asustó y sonrojo a tal grado de arrojar el vibrador hacía la pared.

Su abuelo nunca le dio esa charla ya que era alguien muy conservador y sus padres murieron cuando ella era muy joven. Nadie le enseñó lo que era masturbarse o tener sexo, la única que pudo ayudarla en ese tiempo fue su sirvienta Ann cuando le llegó por primera vez su menstruación y le explicó lo que era.

Christa lo recuerda muy bien como si hubiera sido ayer y sucedió dos años después de que se refugiaron bajo tierra.

Esa pequeña niña que despertó en la madrugada al sentirse incómoda por la ropa interior mojada. Esa niña que creyó inocentemente haberse orinado en la cama como lo hacía a los seis años y que por pena no despertó a su sirvienta que dormía en la otra cama.

Esa niña que movió sus mantas y se horrorizó al ver la sangre cubrir sus partes, manchando su camisón y las sábanas blancas.

Esa niña que abrazó a su conejo y sollozó al creer que se había infectado y se iba a convertir en un monstruo.

Esa pobre niña que salió de su cama y se ocultó en su armario sin dejar de llorar. No quería lastimar a nadie y la única opción fue encerrarse para protegerlos.

BESTIA MORTAL  [LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora