5. Descubriendo la verdad...

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Cuándo pensé que mi mala suerte había terminado estaba muy equivocada, esto apenas era el inicio de lo que se vendría. Con la muerte de mis padres hubo una pelea judicial entre mi abuelo y la tía Bella quiénes querían mi custodia, eso fue un tormento desde ese momento siendo evaluada psicológicamente por especialistas para intentar saber con quién sería buena idea que me quedara.

Desafortunadamente la tía Bella al ser una mujer casada recientemente y con cinco hijos adoptivos sería imposible que una niña más se integrara en la enorme familia y más aún por el hecho de que viven muy lejos del país por lo que el magisterio se le concedió mi custodia al abuelo.

Ahora mismo me encontraba siguiendo a una de las mucamas y la que vendría a ser mi nana por los largos pasillos de está enorme casa.

Aún me causaba gracia decirle casa a esté lugar ya que técnicamente no lo era parecía más bien un castillo antiguo de esos que son más museos históricos que un hogar familiar. Era terrible pero para muchas niñas el sueño de todas en vivir en está clase de castillo medieval. La seguí en silencio abrazada al señor Conejo mientras veía como distracción los cuadros de pintura dónde resaltaba más los bellos paisajes y algún que otro animal salvaje siendo cazado por una manada de perros Doberman.

La mucama se detuvo y bajo la cabeza en reverencia al ver pasar a ese hombre de ojos azules sin la tía Bella a su lado, me era algo extraño ya que siempre lo veía pegada a ella. Un mes y dos semanas pasaron desde el entierro de mis padres y la tía al ser hija del apellido Hamilton por derecho podía quedarse un tiempo en esté castillo que le perteneció a está familia desde generaciones pasadas. Para mala suerte también incluía a sus familiares no sanguíneos de ella.

Sus ojos pasaron de analizar a la mucama para luego verme a mi y el recuerdo de esos mismos ojos pasó por mi mente. Traté de recordar una vez más aquella noche pero mi mente se negaba provocando un fuerte dolor en mi sien, me era imposible recordar cuándo me hicieron aquella vez un interrogatorio a lo que muchos doctores me catalogaron con una leve amnesia.

BESTIA MORTAL  [LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora