11. El Dolor de un Doberman.

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Mi cuerpo se congeló al presenciar el ataque de aquél ser que aún poseía una apariencia casi humana. Haberlo visto en la televisión era algo diferente pero verlo frente a mis ojos era inclusive más aterrador, aunque quisiera ayudarlo simplemente no podía. Traté de mover los pies pero no me respondían hasta que el sonido ensordecedor de varios disparos ocasionó que me cubriera ambas orejas, el cuerpo inerte del infectado cayó a un costado del guardia llamando así la atención del otro que salió del jet. Sus ojos sangrientos pasaron de ver al guardia hacía mi dirección, pensé que mi vida llegaría a su fin cuando el monstruo corrió a por mi mostrando el interior de su boca.

- ¡Huye! ¡Ahora!-. Gritó el señor pero a pesar de todo intento mis piernas no me hacían caso. La bestia dio un salto listo para atrapar mi cuerpo entre sus garras, para mi fue como si el tiempo se detuviera y en lugar de presenciar al hambriento infectado mis ojos lograron ver a un tujllaki infestado de cicatrices.

Finalmente mi cuerpo reaccionó al escuchar nuevamente varios disparos y como pude protegí mi cabeza al momento de que su cuerpo muerto me aplastó contra el pavimento. Me quedé sin respiración al sentir como gotas de sangre caían por mi rostro provocando que mi mente recordará la noche del accidente.

El gran pavor que sintió mi corazón al ver la sangre y en especial a los muertos era inclusive más que mi temor a esos monstruos, ocasionó que mi pecho empezará a doler y que mis pulmones se quedarán sin oxígeno.

- Ya está a salvo, señorita Christa.

El hombre quitó el gran peso encima mío y me cargó para llevarme de vuelta a la camioneta dónde empezó a buscar dentro de mi mochila hasta dar con mi inhalador en forma de conejo. Dejé que me ayudara al presionar la válvula de dosificación para que el medicamento llegará de forma inmediata a mis pulmones.

Esperé unos segundos tratando de mantener la respiración correcta con normalidad y al notar que no volvió a suceder me tranquilice.

- Gracias por salvarme-. Le agradecí de todo corazón pero al verlo mis sentidos se pusieron alerta cuando el hombre de repente se dejó caer contra la llanta mientras se sostenía con fuerza una herida sangrante en el brazo-. Lo mordió.

BESTIA MORTAL  [LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora