One Shots de Eldarya

Pago a mi tarotista de confianza (Leiftan)

One shot dedicado a mi traumada favorita  @AleshkaBar , alías mi tarotista de confianza.

Disfruten de su lectura, recuerden comer toda su comidita, tomar agüita y ACORDARSE QUE LOS TÍLDES MAL PUESTOS Y PALABRAS MAL ESCRITAS (en diálogos) ES POR MI FORMA DE HABLAR, tankiu.

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—¡ANDÁ A COMER! —escuché gritar a Pilar, mientras yo salía junto a su novio de la sala del Cristal. Poco después, pude ver como la ya nombrada arrastraba a mi novia por el piso. Aleshka, mi chica, en un último intento de quedarse en mi habitación se aferró al marco de la puerta.

—¡NO QUIEROOOOOOOOOO! —exclamó mi novia desde el piso. Con Valkyon nos vimos mutuamente y encaramos una ceja, preguntándonos, sin decir una sola palabra, si debíamos intervenir o no. Antes de poder decidir nada, Pilar ya había llamado a mi nombre, bueno... más bien a mi apodo.

—¡MAL TEÑIDO! Hasta que aparecés gil, dale, ayudáme —dijo parando de jalar los pies de Aleshka para hablarme, pero en el momento en que dijo "ayudáme" volvió a tomarla de los tobillos y ponerse en posición.

—Antes de ayudarte a llevar a mi novia por todo el pasillo de las guardias como una bolsa de patatas... ¿Podrías decirme  qué ocurre? —. La novia del jefe de Obsidiana la soltó ante mi pregunta y la apuntó con el índice.

—No come desde ayer al mediodía, y para colmo lo único que comió al mediodía fue un café —afirmó la castaña. Alcé mis cejas sorprendido, sí bien sabía que mi novia tenía una relación problemática con la comida, nunca antes había pasado algo como esto.

—¡MENTIRA!... Me tomé el café a la una y media de la tarde —intentó defenderse mi chica, completamente en vano.

—Háblale ahí a ver si te escucha, a mí no me hizo ni caso —dijo Pilar acercándose a nosotros y dejando su show. —¿Vos ya comiste, amor? —preguntó ahora a su novio. Valkyon le soltó una pequeña sonrisa nerviosa y respondió:

—¿Me acompañas...? —. La enana loca rodó los ojos hastiada y tomó la mano del moreno, me deseó suerte y se marchó.

Miré a mi novia, ahora de pie frente a mí completamente avergonzada, con la mirada baja y, conociéndola, ganas de llorar.

Acercándome despacio llegué hasta su altura, apoyé una mano sobre su hombro y la hice pasar nuevamente hacia nuestra habitación. La senté sobre mis piernas una vez estuve en la cama, la abracé y besé en la mejilla.

—Ahora dime ¿Qué ocurrió?

Sin siquiera mascullar un monosílabo, se largó a llorar pidiéndome perdón. La acuné en mi pecho para acariciar su pelo sedoso mientras me mecía hacia delante y hacia atrás. Ella continuó llorando, ligeramente abrazada a mis hombros; escondiendo su rostro en mi cuello.

Cuando se calmó un poco la separé del hueco de mi clavícula. Cuando la tuve enfrentada a mi le regalé un largo beso en la frente, en respuesta ella soltó un pequeño suspiro.

—Cuéntame —insistí.

Me contó por arriba lo que había ocurrido hasta ese momento, cuando Pilar se enteró que no había comido y fue a buscarla, la charla que tuvieron antes de que la castaña entrara en desesperación y cólera y decidiera jalarla de los pies para llevarla a comer. Sin embargo, omitió el por qué decidió no comer. Cuando le pregunté murmuró una respuesta inaudible, mirando al suelo.