Comprar terreno (Leiftan)

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—¡Erika, me voy a caer! —exclamó el semi-rubio parado sobre unos patines con las ruedas en línea.

—No te vas a caer mi amor —dijo ella a la vez que sujetaba con firmeza las manos de su novio.

Las piernas de Leif temblaban levemente esa noche, y las pocas personas que pasaban miraban disimuladamente y reían bajo por lo raro que era todo, luego se iban, sintiendo un poco de pena por el pobre hombre capaz de matar a una Quimera pero incapaz de andar en patines.

Su novia no tenía sus patines puestos, ya que quería estar bastante estable para sostener al macho de 1,80m y andá a saber cuántos kilos, pero que estaba claro que como se cayera sobre ella sus huesos no saldrían intactos.

—Mira lindo, así trancas —le dijo mientras mostraba sus pies en ángulo recto y confirmando que los de su pareja estaban bien colocados. —Si te suelto cuando estás así te quedas quieto —agregó y lo soltó. Leiftan tambaleó levemente los brazos hasta recobrar el equilibrio. —¡Bien amor! —victoreó —Ahora tenés que impulsarte con este pie —señaló su pie derecho —al costado, así —y le mostró el movimiento.

Antes de si quiera moverse, Leiftan, le suplicó que le agarrara la mano; ella, como buena novia, fue junto al chico y tomó su mano. Sin embargo, él estaba duro por el miedo, no flexionaba las rodillas ni equilibraba el peso, así que en poco tiempo se calló de culo.

Erika rápidamente fue a ver qué no tuviera nada y le enseñó a pararse.

Siguieron con las lecciones por un buen rato; Erika parada frente a él y tomándolo de las manos lo guiaba.

Pero como Leiftan es tonto se cayó de boca y aplastó a su novia.

—¿¡Están bien!? —preguntó una guardiana que andaba cerca.

—Ahhggg —se quejó Leiftan mientras intentaba a duras penas levantarse.

—Recuerda mi amor, como perrito —le aconsejó su novia.

—¿Y de paso me metes un dedito? —preguntó irónico y, se podría decir, molesto. Ella río ligeramente.

Al fin, por obra del santo padre nuestro que está en el cielo —o eso creo— ambos se pararon y descubrieron con dicha que estaban ilesos.

Leiftan se acercó como pudo a una banca y se sacó los patines.

—No quiero volver a verlos en mi vida.

—Oh, claro que lo harás. —le dijo su novia firme — Cariño, es completamente normal que te caigas las primeras veces —. Leif no la miró. —Anda, vamos a casa, que es tarde.

Leiftan y ella se fueron agarrados de la mano a su habitación.

Las correcciones de la castaña y sus consejos para el rubio quebraban el silencio mortífero de la noche.

La sonrisa del rubio al ver la pasión desbordante de su pareja por el deporte que casi le saca un diente lo hacía, sorprendentemente, feliz.

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Hasta acá porque a la escritora le dió pereza seguir con esta cosa así que la deja acá :))

No sé olviden que los amo <3.

AleAleHere no podés decir que no hago O.S de tu boyfriend JAJAJAJA.

One Shots de EldaryaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora