One Shots de Eldarya

Inesperado (Valkyon)

[Alex]

Ví por el rabillo del ojo al sol incidir en mi cortina. De forma instintiva aparté la vista del monitor y me dirigí a la cortina, efectivamente, estaba amaneciendo.

—Si sigues así te vas a morir —dijo una voz a mis espaldas. Me volteé y pude ver a Alcides; el espíritu de un dragón de agua que, evidentemente, fué parte del sacrificio azul.

Era un tipo de pelo algo largo, muy oscuro, el cual lleva recogido en una trenza, posee una especie de flequillo desordenado que le tapa ligeramente el ojo derecho. Tiene unos ojos azul marino muy oscuro pero a la vez muy vivo (lo cual a mi se me hace irónico porque está muerto) y con una iris blanca y alargada. Está combinación resalta sobre su tez pálida; al igual que una pequeña cicatriz que cruzaba su ojo izquierdo y una pintura de varios cuadrados de un color azul bastante opaco, que se iban agrandando a la vez que se alejaban más del inicio del ojo.

Su vestimenta es bastante simple y la "clásica" de un guerrero (cosa que él fué cuando estaba vivo), una camiseta negra y por arriba una armadura que le cubría el pecho, esta es de color plata con algunos detalles en un celeste pastel bastante brillante. Los mismos tonos poseen sus botas y sus hombreras. Las primeras le llegaban hasta la rodilla y las últimas tenían unos pinchos negros en la parte superior, y obviamente, debo mencionar el cinturón negro con su espada enfundada.

Lo más curioso, y a mí parecer lo más hermoso también, era la apariencia híbrida que mantenía. Su piel estaba ligeramente cubierta por una fina capa de escamas azúl jean oscuro, de este mismo color eran las de su cola, alas y parte de las cosas esas que tenía en sus orejas (eran idénticas a las de Alajéa). En las partes membranosas de su cuerpo, como en el centro de esta especie de aletas, sus alas, entre sus dedos y la parte inferior de su cola (aunque no era membranosa) el tono de las escamas cambiaba drásticamente, siendo este de un celeste pastel brillante. Y para concluir: sus cuernos; estos son alargados y ligeramente curvos, surgían de su coronilla y eran del mismo color jean de sus escamas.

—¡JA! Me he desvelando por 4 días consecutivos, esto no es nada —. Lo miré segura durante cada fono de la oración.

—Pues sí no te mueres, caerás en la demencia —dijo tranquilo y con una sonrisilla.

—Yo ya caí ahí —. Le guiñé un ojo mientras le sonreía. Él soltó una carcajada y se tumbó en mi cama.

Yo volví a sentarme en la computadora y seguí editando las fotos de Purriry mientras hablábamos de lo mal que me veía, que iba a quedar loca y me llevarían a un manicomio, y a deducir que me mataría primero, si el exceso de cafeína en mi sangre, el no dormir, o el estrés mezclado con ansiedad y revuelto con pánico.

Me fijé la hora, son las 7:18, un horario perfecto para ir a desayunar.

Me saqué el pijama y me vestí con lo primero que ví, o sea, unos shorts rotos de color negro junto con una blusa, también negra, y unas botas marrones, casi negras. Me tomé un brebaje extraño que servía para desaparecer ojeras y me fuí

Me dirigí a la cantina con Alcides siguiéndome en silencio, solía ser así porque, a parte de mi, nadie podía verlo ni oírlo y la people no tiene ni idea de que yo puedo hacerlo.

Finalmente llegué a mi destino. Me senté en la barra a esperar que me atendieran, cuando por fin, llegó el Karuto limpiándose las manos con un trapo.

—¿Qué quieres? —dijo con su clásica amabilidad (que se note el sarcasmo).

—Un café negro, bien fuerte, y unas tostadas con manteca —dije sin apartar la vista de la puerta, mirando a la nada y pensando en todo. Karuto tomó mi orden y se fué.