One Shots de Eldarya

Juntos Siempre II (Ezarel)

Dos años, ya pasaron dos malditos años desde que ese desgraciado mató a Erika, desde que ya no la veo cuando me despierto, desde que solo la veo en sueños, y de esa forma, nunca me puedo despedir bien, porque el cuerpo nunca dice cuando va a despertar, casi dos años donde nada ni nadie la menciona y dos años de un odio desmesurado a Ashkore.

Hoy, por azares del destino vino el Maestro Kappa y Eliot, el cual está aprendiendo a hablar.
- ¡Señol! ¡Señol! - dijo Eliot llamándome.
- Dime enano -
- ¿Dónde está Elika? - dijo este, esa pregunta me dejó quieto, es cierto que ni él ni el Maestro Kappa saben de su muerte.
- Tú te ibas a casar con ella ¿Cierto? Dijo el Maestro que apareció de trás de él.
- Sí, aunque lo estuvimos por segundos, actualmente soy viudo - eso no era cierto, nosotros ESTAMOS casados, pero no puedo decir por ahí que estoy casado con un espíritu, la gente pensaría que estoy demente. El Maestro sin embargo, se quedó con una cara de total sorpresa, que cambió por una de pena y Eliot, se veía a kilómetros que no entendía un comino.
- ¿Qué es sel viudo? - dijo este.
- Eliot, ¿Recuerdas cuando te explique que era la muerte? - dijo el Maestro, el niño solo asintió.
- Ser viudo es cuando se el hombre o uno de los hombres muere y viuda es cuando muere el esposo o una de las mujeres del matrimonio - explicó brevemente el kappa adulto.
- ¿Entonces Elika mulió? - dijo el niño con la voz temblorosa.
- Lamentablemente... - le contestó.
- Si no es mucha indiscreción ¿Cuando murió? - se giró hacia mi.
- La apuñalaron unos minutos antes de ella dirigirse al altar, en la playa - intenté disimular la voz rota y las ganas de llorar, para mí fortuna, lo conseguí.
- Lo siento mucho - dijo el Maestro y se despidió, llevándose a un Eliot al borde del llanto.

Ahora puedo volver a lo planeado, me dirigí a la sala de alquimia, que por cierto estaba hablando con esos dos personajes en la puerta de esta, así que solo fue entrar y seguir mi trabajo, ya todos sabían que Erika murió hace dos años, lo que solo Valkyon, Nevra y yo sabíamos era que durante esos dos años yo había espiado al enmascarado, ya sabíamos cómo entraba y salía, donde vivía, su raza, quien era el Daemon y su identidad, de estas cinco cosas solo tres le dijimos a Miiko, su identidad, la cual fue chocante, sobre todo para Valk, debido a que no se esperaba que su propio hermano, Lance, fuera capaz de tales atrocidades, y me pidió que desistiera a la idea de vengarme, y de no ser por su bisabuelo seguiría haciéndolo, lo otro que le confesamos fue como entraba y salía y la identidad del daemon, eso fue un shock para todos, y al inicio no nos creyeron que el daemon fuera Leiftan, pero cuando le dimos las pruebas, Miiko casi parte el bastón en rabia e impotencia, el donde "vivía" nos lo guardamos, debido a que era ideal para mí venganza, si se preguntan que le van a hacer a Leiftan, fácil, le van a clavar el puñal por la espalda. Yo me encargaré de Lance, pero a mí manera.

Pasé días, y me atrevo a decir meses, buscando lo que necesitaría para hacerlo pagar, por las lágrimas desechadas, por separarnos, por impedir la vida que yo y todos siempre quisimos, por no permitirme ser feliz... lo haré pagar por eso y por todo.

Llevaba casi cuatro horas en el laboratorio, sin interrupciones, en completa concentración y antes de que Nevra abriera la puerta, terminé la poción.
- Hola elfo -
- Hola violador en potencia - ese era un apodo que le puso Eri los primeros días, él solo carcajeó al escucharlo.
- Te vine a buscar para comer -
- Ok, ya voy - y sin más, salimos del laboratorio.

A mitad de la noche me dirigí a su "casa", sabía que en ese momento no iban a estar porque el y Leiftan estarían planeando un ataque al C.G para la semana próxima, así que aproveché y me escondí en su ropero (armario :v) y me tomé una poción que permita camuflar mi presencia. Él llegó a eso de las tres de la madrugada, se sacó la capa y la máscara y cuando abrió el ropero para dejarlo, yo fuí y le tiré unos polvos para dormir, se calló al suelo al instante, luego yo salí y lo encadené, con unas cadenas especiales las cuales él no podía ni podría romper.