San Valentín, te mamo el chupetín

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Hace un tiempo atrás, una joven aficionada a escritora, que ahora un poco desapareció de la plataforma, entendió que escribir sobre amor un día en especial puede cambiar el curso del día, puede alegrar algún boludo sin amores o a algún boludo enamorado, puede ser indiferente para el pajero pero, sin duda alguna, para ella era una manera muy productiva de perder el tiempo.

Así que dejando la perolata del inicio y dando lugar a los relatos que le prosiguen, espero disfruten de los déficit mentales de esta escritora enamorada y desaparecida, quién les dedica palabras otra vez en este día.

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Ezarel

Entre gases extraños de los líquidos en ebullición, el elfo mantenía a duras penas la concentración. Todo lo que sucedía al rededor le mantenía lejos de su amor, pero eso se acaba hoy.

Justo a las cuatro y treinta salió y el C.G recorrió, las almas enamoradas se paseaban agarraditas de las manos. Él, deseando estar así lo antes posible con su amada, caminó un poco más rápido.

La encontró acostada en la fuente con los pies sumergidos. Se veía relajada pero triste, como quien se resigna a que algo que quería no pasaría.

El elfo se acercó con cuidado, tomando una de las flores silvestres del patio.  Llegó a la altura de su novia y se inclinó sobre su cabeza, con su sonrisa más brillante y sincera, pronunciando «Bueeeenaaaass» de forma melodiosa.

Su novia al inicio se sorprendió, pero pronto su sorpresa en alegría se transformó. Se incorporó rápidamente y a su novio en los labios besó, feliz de tenerlo enfrente.

Ezarel correspondió su afectuoso beso y colocó la flor entre los mechones de su pelo, acariciando su mejilla finalmente.

Se separaron y formaron parte de las parejas que caminan agarraditas de la mano, camino a buscar la miel de Ezarel, que en el cuarto de su novia estaba guardada.

Aprovechando el tiempo, se quedaron solos en la pieza, amándose... a su manera

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Valkyon

El joven jefe de obsidiana siempre fue especialmente organizado. Le gustaba tener las cosas bajo control para que nada se volviera una preocupación sin una buena razón. Es por esto que, una semana antes del 14 de febrero, ya tenía todo pensado y planeado, qué debía hacer, cómo y cuando.

El primer paso de su plan consistía a Karuto manipular. Bueno, Valkyon lo definió en su lista milimétricamente planificada como «conseguir la ayuda de Karuto para hacer helado». Lo mejor de todo fue que sí la consiguió, y entre ambos hicieron un magnífico y delicioso helado de fresas con crema mascarpone; un sabor cuya novia mencionó era su favorito en la Tierra, y que extrañaba mucho en Eldarya.

Al inicio ninguno de los dos chicos le tuvo mucha fe al paladar de la humana, pero después de haber degustado el postre, solo quedó medio kilo de helado (habían preparado un kilo).

Sin embargo, algo cambiaría su plan perfecto. Miiko lo había citado, del 12 al 17 de febrero debería ir a ayudar con la reconstrucción de una aldea aliada, cuyas tierras habían sido consumidas por las llamas. 

Por la cabeza de Valkyon cruzaron mil y una excusas para no ir, pero ninguna lo suficientemente buena para garantizar su estadía. Volvió abatido a su habitación, sus planes se fueron a la mierda. Solo quería ir con su novia a hacerse bolita entre sus brazos.

One Shots de EldaryaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora