el siglo magnifico el sultan sasuke y la sultana sakura

capitulo 29

Capítulo 29

Un nuevo día iniciaba con la gracia del astro solar que llenaba la tierra de luz y hacia despertar a todos en el palacio.

Mei recorría los pasillos a toda prisa luego de hablar hablado con el Sultan sobre la boda entre Rin y Obito Pasha que ya había sido declarada como oficial y legal ante todo el mundo mediante una celebración relativamente discreta en el palacio y el pueblo, claramente reservando la verdadera celebración para cuando su hija Mikoto se casara con Kakashi Hatake Pasha. Confrontar al Sultan era algo imposible de hacer porque él tenía tal poder como para ordenar una ejecución inmediata, pero Mei si podía hacer otra cosa: enfrentar cara a cara a Obito Pasha.

La Sultana abrió las puertas del despacho del Pasha con sus propias manos e ingreso encontrándolo sentado frente a su escritorio. El Pasha, por el debido respeto que debía tenerle a su suegra, se levantó de manera inmediata, rodeando su escritorio, y reverenciando debidamente a la Sultana Mei.

-Sultana—la saludo Obito sin levantar la mirada.

La madre de la Sultana Rin, regiamente vestida de purpura y dorado—a juego con sus corona y pendientes de oro y amatistas—los colores de la realeza, observo al Pasha frente a ella como si no fuese otra cosa que una basura sin ningún valor...y a sus ojos, de hecho, lo era.

-¿Cómo te atreviste a hacer esto, Pasha?—demando saber Mei eludiendo nombrar al Sultan. -¿Cómo te atreves?

Obito guardo silencio ante la madre de su esposa, una mujer que—ciertamente—lo despreciaba, pero a él no le importaba tal cosa en lo más mínimo. Tal y como le había prometido a su esposa, su mayor deber era velar por la seguridad del Príncipe Yosuke, la mayor preocupación de la Sultana Rin. Casarse en secreto, a ojos de la Sultana Mei, no era algo dingo de la hermana del Sultan y eso Obito lo entendía muy bien...y puede que solo, aparentemente, tuviera una forma de demostrar la lealtad que realmente sentía por la Sultana Rin, —su, ahora, esposa—por el Príncipe Yosuke y, obligadamente, por la Sultana Mei.

-Con gusto sacrificaría mi vida por la Sultana Rin—aseguró Obito sin apartar sus orbes ónix del rostro de la Sultana Mei que lo observaba con total escepticismo. –Créame, Sultana. Yo estoy de su lado—pidió Obito dándose a respetar. –Sus amigos son mis amigos, sus enemigos mis enemigos, su causa es mi causa—aseguró jurando paso por paso ante la madre de su esposa. –He jurado luchar en nombre del príncipe Yosuke, para que llegue al trono, hasta mi último respiro y lo haré a cualquier precio, Sultana.

Claro, mucho de su reputación podía ser cuestionada pero no todo ya que había sido educado y forjado por los jenízaros tal y como Neji que relucía de arrogancia como Hasoda Basi del Sultan. Si confiaban en Neji...¿Por qué no en él? Mei sonrió sínicamente arqueando sus cejas ante el "discurso" de parte del ex-jenízaro y ahora Pasha. De todas formas no le servía debatir ya que no se cambiaría nada, pero si deseaba saber qué clase de hombre era verdaderamente el—ahora—esposo de su hija Rin.

-Muy bonito—comento Mei con cinismo, haciendo levantar la vista al Pasha. -¿Cómo puedo confiar en ti?—espeto la Sultana.

Confiar en una persona, en la jerarquía y complicada vida del palacio, era lo más complicado a hacer porque todos tenían su precio y la verdadera lealtad podía decirse extinta o extinguida. Los jenízaros se caracterizaban por ser realmente leales y justo, un ejemplo de ello eran Dan Kato y Neji, pero Obito había sido apartado de las barracas por su talento militar e ingenio para ser incluido en la vida política...entre todos esos sucesos podría haber cambiado irreparablemente.

-Solo deme una orden—garantizó Obito sacando una daga de su cinturón y desenfundándola ante la atenta mirada de la Sultana, colocando el filo de esta contra su yugular, más que dispuesto a cometer suicidio si la Sultana así lo ordenaba. –Solo deme una orden Sultana, y me quitare la vida aquí mismo.