capitulo 27

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Capítulo 27

Un nuevo día iniciaba en el palacio Imperial. El Sultan comenzaba a planear la campaña en la frontera de Crimea contra el Imperio ruso que comenzaba a menguar la influencia de los Uchihas en sus propios territorios. De obtener la victoria ansiada, Sasuke sabía que podrá pasar su recuperación en el estival y primaveral palacio de Crimea mientras el Khan se encargaba de vigilar a su familia en Konoha.

La Sultana Rin abandonaba los aposentos de su hermano luego de haber hablado con su hermano y enterarse de que él tenía pensado casarla con Obito Pasha, algo que la hacía sonreír a cada instante, feliz de que su hermano hubiera elegido a la misma persona que ella tenía en mente. Había un capellán predispuesto—según Sasuke le había dicho—si es que Mei pretendía negarse y ellos tenían pensado casarse fuera del palacio. De todas formas seria legal antes los ojos del Sultan y de ella, y eso era suficiente.

Vistiendo unas modestas galas granate bordadas en rubí, con una chaqueta de encaje por sobre las mangas ajustadas y su figura, con una corona modesta pero elegante hecha de oro sobre su largo cabello, Rin le entrego un pequeño papel a una de sus doncellas quien espero sus órdenes.

-Entrégaselo a Obito Pasha, rápido—ordenó Rin.

Reverenciando a su Sultana, la doncella se retiró, dejando a la Sultana sola con sus pensamientos. Obito y ella debían de casarse y pronto antes de que su madre se entrometiera.

Shikamaru, reuniendo a todo el personal de sirvientes masculinos del palacio, transmitía las ordenes y deseos de su Sultana: la protección de Yasemin Hatun por obre la de cualquier concubina del Harem, ella debía de estar a salvo mientras Sakura conseguía deshacerse de la influencia de la Sultana Mito que, sabiendo inútil a la hermana de la Sultana, seguramente habría de deshacerse de ella.

Sola, en los aposentos de las favoritas, dibujando con carboncillo un retrato de la amable Sultana Sakura, Yasemin parecía recordar fragmentos de su pasado, risas y momentos junto a una joven que se asemejaba a la hermosa Sultana pelirosa. No sentía nada por el Sultan, claro, era un buen hombre y ella apreciaba la oportunidad dada de retratar a la feliz pareja pero...Sakura comenzaba a tener un lugar especial en su corazón y sus presentes y señales de amistad le permitían olvidar el temor que sentía por la Sultana Mito.

Dejando el tozo de carboncillo sobre su cuaderno, Yasemin se levantó de su lugar y tomo la jarra sobre la mesa, llenando una copa con el contenido de esta, jugo de frambuesa que había sido traído a sus aposentos durante la mañana, no sabía su procedencia ni le importaba, acción mediante la cual bebo le jugo sin reparar en nada y sentía no tener que hacerlo.

No tenía que Mito pudiera herirla, temía no poder ser suficiente para los estándares de la Sultana Sakura.

Con una capa de seda púrpura bordada en amatistas, emulando el emblema de los Uchiha en los costados, Rin entraba en los establos reales luego de haberse sido notificada por su doncella que Obito Pasha la estaba esperando. Era ahora o nunca, debían de comenzar a preparar todo antes de que alguien se los impidiera. Su historia, su momento, dependía totalmente de ellos.

-Sultana—la saludó Obito con una reverencia en cuanto ella se hubo detenido frente a él con una mirada serena y calmada, -en su carta dijo que había algo importante que hablar—justifico Obito su presencia aludiendo un, ¿por qué? De manera omnisciente.

Rin sonrió ligeramente ante sus palabras.

-¿Quieres casarte conmigo Obito?—preguntó la bella Sultana de una sola vez, sin titubeo alguno y no tenía por qué hacerlo.

Sorprendido, esa era la mejor emoción que Obito podía aludir al haberla escuchado, así como anonadado e incrédulo, así es como se sentía el Pasha luego de haber escuchado la muy directa pregunta de parte de la hermosa Sultana Rin quien no parecía en lo absoluto impresionada con tal propuesta sino más bien ansiosa porque el dijera sí. Entre divertida y serena, Rin sonrió al verlo mudo e incapaz de hablar.

el siglo magnifico el sultan sasuke y la sultana sakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora