capitulo 33

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Capitulo 33

Los días habían pasado rápidamente, y el gran día para el Imperio había llegado, el día en que un nuevo Sultan ascendería al trono mientras se agregaba otro féretro a la larguísima cripta familiar.

Era una coronación extraña: todos los Sultanes anteriores habían ascendido en la gloria emocional, toda la familia imperial resplandeciendo en galas y joyas exquisitas, pero esta vez el Harem y la familia a Imperial eran sombras cubiertas de riguroso luto que sufrían silentemente por la muerte del más noble y justo de los Sultanes que hubiera reinado. Mei había sido liberada y vigilada atentamente bajo arresto domiciliario junto a su hija y su cuñado.

Las Sultanas, las concubinas, los sirvientes, todos vestían de luto por la tristeza que reinaba en la mente y el corazón de todos. La Sultana Sakura vestía totalmente de negro y sus joyas no tenían el usual sentido simbólico de siempre, todas eran discretas para representar únicamente u rango como la futura Madre Sultana. Pese a lucir sedas caras de cuello alto y regios bordados, y encajes que brillaban con la luz...todo eso era por puras apariencias. Todo era para representar la angustia de su corazón y para que alguien pensara cuán grande era su dolor, aunque solo pudieran entender un ápice de eso. Nadie podía entender lo que era perder a sus padres, a su hermana, a uno de sus hijos, a su esposo...nada podía alcanzar a sentir que era estar muerta en vida como ella.

Encabezaba una de las dos filas del harem donde todas las concubinas la acompañaban en su dolor. La fila izquierda que iniciaba con ella estaba reservada para la familia real y todos sus sirvientes y la derecha para los miembros harem y los sirvientes más comunes. Junto a ella se hallaban sus hijas; Mikoto, Shina, Sarada e Izumi que era cargada por Tenten. Los hombres tenían prohibido estar allí por las antiguas costumbres que imponía el protocolo. Pero su lugar en la fila tenía un gran espacio antes de ella, estaba esperando a una persona que había prometido acompañarla en su dolor...

Una alta y regia figura apareció en la entrada del Harem, pero Sakura no se animó a levantar la cabeza, no tenía fuerzas para nada.

La Sultana Tsunade entró en el ensombrecido harem vestida de negro en su totalidad, un vestido modesto de una sola capa, de escote cuadrado y alto de mangas holgadas a juego con un regio y alto cuello que imponía rigurosidad como la corona de ónix y plata sobre su largo cabello que se ocultaba bajo un largo velo. La Sultan espero que Sakura levantara la cabeza al menos, pero ni eso pudo hacer...la hería profundamente ver así a alguien tan joven como Sakura que jamás debía de haber pasado por algo así.

Ingreso lentamente viendo como Sakura le tenía un lugar de honor a su lado. Una débil sonrisa apareció en sus labios al ver que ella, en su dolor, si había pensado en otros. Nadie hizo una reverencia al verla porque la situación no lo ameritaba en lo absoluto, no estaba allí para ser alabada, estaba allí para despedir al que había sido el Sultan del mundo, para acompañar a la joven Sultana y sus hijas en su dolor y en todo cuanto hiciera falta.

Las galas de luto usadas por la pelirosa no hacían sino hacerla parecer aún más pálida de lo que ya estaba y su rostro casi le pareció irreconocible a Tsunade que se contuvo de abrazarla en el acto, como consecuencia solo hizo una pequeña reverencia viendo como los ojos de la pelirosa no la abandonaban.

-Mis condolencias, Sakura—emitió Tsunade que con sincero pesar.

Al no ver mayor reacción en los ojos de la susodicha, Tsunade se ubicó de pie a su izquierda donde había un puesto vacío designado para ella, aguardando el cúspide instante que iba a transcurrir en solo unos segundos y en el cual Sakura la necesitaría más que nunca.

La repentina señal de uno de los sirvientes en el exterior de los pasillos, el cual bajo la cabeza, fue la señal inequívoca de que la hora había llegado: todos, salvo Sakura, bajaron la cabeza en el acto como muestra de homenaje ante la aparición de un féretro forrado en seda y terciopelo negro-cubierto con los emblemas de los Uchiha bordados en oro—que era cargado por cuatro fornidos jenízaros que lo llevaban a la cripta familiar.

el siglo magnifico el sultan sasuke y la sultana sakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora