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—No veo el problema

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—No veo el problema. Adelante, joven Yang —le sonrió con amabilidad—. Usted, siéntese, tiene serios problemas con mi curso —habló seriamente hacia Chan mientras éste no dejaba de ver al pelinegro.

Jeongin se levantó de su asiento y se encaminó hasta ponerse al frente del chico rubio.

—Tú... tú eres el chico de ayer —balbuceó con la mirada perdida aún en Jeongin.

El joven pálido arrugó el entrecejo al escuchar los murmureos del chico mínimamente más alto que él y el cómo los demás de la clase los miraban con suma atención.

—¿Me podrías dar el plumón? Necesito resolver el ejercicio que no pudiste.

La grave y suave voz del pelinegro lo sacó de su estado de trance, sacudió levemente su cabeza y al fin pudo percatarse de que estaba quedando como un verdadero idiota. Le entregó el plumón rápidamente y fue hacia su carpeta, no sin antes volver a mirarlo una vez más.

—¿Y ahora qué te pasa? —comentó Félix—. ¿Lo conoces? Quedaste como estúpido mirándolo.

—Ahg, no, no es nada.

—Muchas gracias, joven Yang. Llega recién hoy y ya está demostrando ser un estudiante intachable —comentó el profesor con cierta gentileza en su voz.

Chan volvió a mirar al frente. ¡Sí, era él! Pensó en unos cuantos segundos y su cabeza hizo clic ante un vago pensamiento.

—Lix, ¿a ese chico lo presentaron hoy en clase?

—Sí, se llama Yang Jeongin, tiene 19 años al igual que nosotros y ha venido de Daegu. Al parecer ha recibido una beca integral por lo que recién se ha instalado.

Bien, entonces todo tenía coherencia. Jeongin acababa de llegar de Daegu y es por eso quetenía maletas la tarde de ayer.

—Pero, ¿dónde se está quedando a vivir?

—¿Cómo voy a saber eso yo? —se detuvo unos segundos para esta vez mirar a su amigo—. Espera, ¿Por qué lo preguntas?

—Curiosidad —se alzó de hombros.

—Oh, no, Chan. Ya no más. No metas en problemas a más personas. No conozco a Jeongin pero si intentas jugar le causarás problemas a él también, con cualquier falta podría perder la beca.

—Así que becado —sonrió ladino.

—Chan —le reprochó serio.

—Okey, Lix. Yo veré que hago, además parece no ser tan sociable... simplemente otro nerd en la facultad.

Félix rodó los ojos con fastidio, a veces Bang no se medía con sus comentarios.

La campana resonó indicando el final de la clase. El profesor se despidió formalmente y luego poco a poco los estudiantes fueron saliendo, dejando vacío el salón.

—Nos vemos en el receso —avisó Félix antes de cruzar la puerta. Chan solo asintió en su dirección para luego refregarse el rostro con ambas manos.

Lee se acomodó el tirante de su mochila y no muy lejos de él pudo ver al pelinegro.

—Hey, tú eres Jeongin, ¿verdad? —alzó la voz para poder ser escuchado.

El mencionado ladeó su cabeza y pudo ver a un chico de piel acanelada y de cabellera azul.

"Que único", pensó.

—Uh, sí. Estuvimos en la primera clase.

—Al menos me viste —comentó con una pequeña sonrisa—. Un gusto, soy Lee Félix —extendió su mano y el otro en muestra de respeto le correspondió.

—Un gusto. ¿Y qué clase te toca ahora? —decidió Jeongin hablar primero esta vez.

—Lengua y Comunicación. ¿Y tú ya sabes el tuyo?

—De hecho, sí, tal parece que nos toca la misma clase.

—Woah, ¿en serio? —sonrió levemente—. ¿Qué carrera estás estudiando?

—Administración de Negocios Internacionales —habló orgulloso y Félix se sorprendió ante ello.

—Entonces estaremos en las mismas clases —el pelinegro lo miró con atención—. Yo también estoy en ese rubro. ¿No te molestará verme todos los días, cierto? —bromeó sacando una pequeña sonrisa a Jeongin.

—Creo que no —se encogió de hombros divertido.

—Vamos, yo te indico dónde es.

Ambos siguieron su camino conversando un poco. Jeongin podía verse asocial, pero ciertamente sentía cuando en verdad las personas que se acercaban a él eran nobles y de buenas intenciones. Félix era una clara muestra de eso.

Chan salió justamente para presenciar aquella conversación. ¿Cómo es que Félix es tan sociable y de una manera muy rápida con los demás?

Decidió no darle tanta importancia y se dirigió al baño a mojarse el rostro, necesitaba refrescarse y quitarse ese horrible sueño, o al menos intentarlo. No muy lejos de su camino pudo ver a su amigo con el estudiante nuevo.

—Yang Jeongin —susurró escasamente.

Bien, tal vez el sueño estaba pudiendo con él. ¿Por qué seguía pensando en ese pelinegro? Sus delicadas facciones quedaron tatuadas en su mente cuando Jeongin pudo estar frente a él. Desde sus orbes color miel, su blanquecina y tersa piel, hasta aquellos finos labios y la pequeña nariz de botoncito que podía notarse a pesar de que este llevaba unos anteojos, el cristal de aquello solo le hacía un bello contraste a sus largas pestañas que decoraban su gatuna mirada.

—¿Qué está pasando conmigo? —se quejó así mismo, desconcertado.

Con el agua que seguía cayendo de la llave decidió volver a frotarse el rostro algo exasperado. ¿Por qué pensar en una persona? Es más... ¿Por qué tener el rostro de alguien en su mente que apenas vio ayer?

—Absurdo, simplemente absurdo —volvió a murmurar, sintiéndose tonto. Nada de eso tenía sentido.

 Nada de eso tenía sentido

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Sucker for you ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora