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Chan trataba de concentrarse en mantener las manos firmes en el manubrio

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Chan trataba de concentrarse en mantener las manos firmes en el manubrio. Pero es que... ¿Cómo lograrlo cuando Jeongin estaba demasiado cerca de él?

No podía permitirse cometer alguna tontería mientras manejaba en la autopista, por lo que en ese momento se repetía mentalmente una y otra vez no alejar su vista de al frente. La calidez de la cercanía de sus cuerpos y aquellos brazos rodeando su torso lo tenía algo tenso pero a la vez maravillado. Podía acostumbrarse a ellos todos los días desde hoy en adelante. Así, de esa manera, con Jeongin abrazándolo mientras paseaban por la ciudad en su apreciada motocicleta.

Suena demasiado perfecto para Chan y algo podrá hacer para cumplir aquello.

—¿De aquí a dónde vamos? —cuestionó Chan una vez que frenó la motocicleta en frente de la universidad

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—¿De aquí a dónde vamos? —cuestionó Chan una vez que frenó la motocicleta en frente de la universidad.

—Uh, puedes dejarme aquí. No está nada lejos —respondió, reincorporándose. El rubio se disgustó al sentir que alejó sus brazos de él.

—No puedo, Jeongin, déjame llevarte hasta la puerta de tu casa.

—¿Seguro? Ya es bastante tarde.

—Eso no me importa, además ya estoy acostumbrado —ladeó su cabeza para sonreírle.

—En verdad gracias, eres muy amable.

—No es necesario que agradezcas, ahora solo acomódate y me indicas por donde es exactamente.

—Entendido —fue esta vez el pelinegro quien mostró su tímida sonrisa.

Luego de un par de minutos y gracias a las indicaciones de Jeongin, el rubio logró llegar hasta lo que sería su edificio.El pelinegro bajó y Chan decidió hacer lo mismo para quedar a su lado.

—¿Rentas un apartamento? —preguntó fingiendo no saber nada.

—Uhm, en realidad, no es mío por así decirlo. La universidad se encarga de cubrir los gastos para los estudiantes becados que deciden mayor facilidad de acceso. Yo por ejemplo vengo de Daegu —concluyó con una pequeña sonrisa.

Chan denotó sorpresa en sus ojos, esta vez sí había olvidado que Jeongin era totalmente poseedor de una beca integral. El imaginar que era totalmente audaz e inteligente lo intimidó. ¿Qué tal si lo rechazaba por ser un asco para los estudios? Chan deseaba que ese no sea un factor importante.

—Bueno, tengo que entrar ya —arrugó su nariz de botoncito—. Fue un gusto pasar la tarde contigo y los demás, muchas gracias por traerme —extendió su mano para despedirse cordialmente.

Sin embargo, no se esperó a que Chan lo halara lentamente hasta recibir un suave beso en su mejilla. Jeongin abrió desmesuradamente sus ojos y sintió su rostro arder. Jamás había sentido un tacto tan cercano si es que no era de su familia. Chan había sido el primero en besarlo en el rostro puesto a que con sus anteriores y pocas amistades se negaba a las muestras de afecto.

Y más aún no pudo entender el fuerte rubor en sus mejillas y la timidez instantánea que lo albergó, eso era algo que no pasaba con él.

Chan sonrió ampliamente, formando dos finas líneas con sus ojos y mostrando su blanca dentadura.

—Te veo mañana, duerme bien, Jeongin.

—Uh, sí. Lo mismo para ti. Gracias y... hasta luego —se apresuró en decir para luego dar media vuelta y adentrarse rápidamente al edificio.

Chan no se movió de su lugar hasta perder al pelinegro de su campo visual. Sonrió una vez más y acarició lentamente sus labios, memorando el pequeño beso que le había robado a Jeongin. Suspiró como tonto enamorado y se sintió totalmente orgulloso de sí mismo.

Contra todos los nervios de su organismo logró hacer algo que, para él, fue sumamente especial. Sintió leve adrenalina colarse por su sistema y se movió descontrolado, como si de un absurdo baile estuviera realizando. Tanto así que casi tropieza con su propia moto al resbalar e irse para atrás. Pudo evitar la caída y cuando se encontró estabilizado volvió a negar con la cabeza. Sabía que la gran sonrisa no se la quitaría nadie, y más aún al saber la dirección oficial del apartamento de Jeongin. Pensaba ofrecerse a llevarlo y traerlo cuando este quisiera. Tenía que hacer méritos por él.

Y así un Bang Chan se hacía muchas ideas y metas por cumplir, claro que todo con lo que tenga que ver con el chico de finos belfos y piel nívea.

Y así un Bang Chan se hacía muchas ideas y metas por cumplir, claro que todo con lo que tenga que ver con el chico de finos belfos y piel nívea

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Habían pasado ya tres días, era martes y Jeongin salió con lentitud del edificio. Miró la hora en el reloj de su celular y comprobó que era muy temprano para ir a la universidad, justo como a él le gustaba. No obstante, el sonido del motor de una motocicleta hizo que levantara la vista. Sus facciones mostraron total incredulidad.

¿Qué hacía Bang Chan ahí?

El rubio bajó de la moto y se acercó a él. Llevaba puesta una chaqueta negra de cuero junto a unos jeans color azul marino, su cabello rubio cenizo se veía muy bien peinado y de notaba muchos ánimos por la gran sonrisa que mantenía en el rostro. A Jeongin, le pareció muy extraño su presencia ahí. ¿Qué debía de hacer?

 ¿Qué debía de hacer?

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Sucker for you ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora