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—Bueno, creo que ya estoy listo —la suave voz de Jeongin hizo que el rubio se reincorporara rápidamente

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—Bueno, creo que ya estoy listo —la suave voz de Jeongin hizo que el rubio se reincorporara rápidamente.

Bang no pudo evitar mirarlo con demasiada fijeza. Inconscientemente relamió sus labios y apreció con total lentitud aquella esbelta figura.

—¿Qué pasó? ¿Me veo mal? —preguntó con preocupación, deslizando su mano por la delgada camisa para poder desaparecer cualquier arruga. No contando con que aquel conjunto hacía lucir sus curvas de una manera linda y sutil.

La camisa blanca y holgada era sujetada por sus pantalones anchos justo a la altura de su cintura, resaltando lo pequeña que era esta y a la vez haciendo que sus caderas se vean deliciosamente más prominentes; cayendo a juego con el delgado choker negro que decoraba su lechoso cuello y cierta parte de sus atractivas clavículas.

Ah. Tan delicado y precioso que Chan simplemente no podía quitarle la vista de encima.

—Eh... —el pelinegro carraspeó algo cohibido—. ¿Podemos irnos ya?

—...

—¡Chan! —esta vez el grito de Jeongin hizo que el rubio se sobresaltara y cayera estruendosamente al suelo. El pelinegro se llevó las manos a la boca medio asustado e intentó acercarse a Bang.

—¡Estoy bien! ¡Estoy bien! —exclamó, alzando la mano derecha para luego levantarse torpemente.

Jeongin soltó un suspiro aliviado y puso algo de distancia entre ambos.

—¿En qué rayos estabas pensando? ¡No me escuchabas para nada! —le recriminó.

El rubio tragó grueso y se rascó la nuca en claro acto de nerviosismo. Mierda, sabía que estaba mal mirarlo con claramente otras intenciones. Estaba más que claro que era demasiado pronto. Pero, aun así, con Jeongin como una dulce tentación, simplemente no podía ser tan fuerte. Lo sabía.

—Uh... —acarició su mejilla interna con la punta de su lengua—. No, nada importante —resopló—. ¿Nos vamos ya?

Jeongin se dejó convencer y asintió levemente, cruzándose de brazos para dejar que el rubio saliera primero del apartamento. Su mirada fue fija, como tratando de buscar algún error en las acciones de Chan.

—¿Seguirás viéndome o te dignarás a acompañarme? —el pelinegro observó la amplia y ladina sonrisa del rubio.

Yang rodó los ojos y se dispuso a salir para cerrar correctamente la puerta con su llave. Justo antes de dar vuelta, sintió como su cintura era rodeada por los brazos de Chan. Tan cálido y dulce a la vez.

—Te ves precioso —susurró juguetonamente. Dejándole un corto beso en la mejilla.

—Lo sé —sonrió, decidiendo divertirse también—. Muchos me lo han dicho.

Chan estuvo a punto de acomodar su mentón en el hombro del pelinegro, más detuvo todos sus movimientos al haber escuchado aquello claramente.

—¿Quién fue? —su voz se volvió más áspera. Bang no podía controlarse en ciertos casos. Y el no recibir respuesta solo logró exasperarlo más—. Jeongin —lo llamó una y otra vez, resoplando para soltarlo y hacer que diera la vuelta.

Sucker for you ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora