𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚 ꒰ChanIn꒱
❝ Soy un tonto por ti, Jeongin.❞
Bang Chan era el típico chico malo, popular y arrogante. Sin embargo, todo lo que conformaba ser él, se fue rodando por el borde del abismo al ver por primera vez al chico nuevo, el reci...
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—No entiendo lo que pasa, Félix —comentó el rubio con la mirada perdida en alguna parte de la pizarra.
Había llegado el día lunes y desde aquella mañana en la que conversó con Jeongin, no pudo dejar de pensar en la situación, en cómo el pelinegro se comportó y en que prácticamente le insinuó que se alejara.
Chan se sentía confuso, quería hallar el error en sus acciones. Después de todo, él creía que siempre hacía las cosas mal. Que era un completo desastre.
—Relájate Chan, lamento decirte que yo tampoco conozco muy bien a Jeongin —hablaba el peliazul, quien estaba sentado a su lado—. Pero creo que todo está pasando muy rápido, ¿no lo crees?
—No lo sé, lo único que me importa es que Jeongin no siga pensando en lo que los demás dicen de mí. Quiero que me conozca —suspiró sintiéndose tonto. No lo sabía, pero es así como se sentía desde que conoció al precioso pelinegro.
—Exacto —afirmó para luego sonreír ampliamente—. Ambos deben conocerse mejor. Deben compartir opiniones, momentos e ideas, ambos deben conocer lo que les gusta, lo que les desagrada, lo que les fastidia y lo que anhelan. Solo así es como puede funcionar.
—¿Lo crees? —un atisbo de esperanza nació en su corazón—. Estoy decidido a hacer mi mayor esfuerzo, solo ya no quiero cometer errores.
—De los errores se aprende, Chan —enfatizó—. Tal vez no fuiste el mejor chico en nuestra estadía por aquí, pero precisamente son esos defectos los que quieres borrar para mejorar como persona. Solo tómalo con tiempo, no presiones a Jeongin. Dices que recuerdas haberlo besado y encima luego de haber salido de un bar. ¿Qué tal si él ya piensa que lo tomas como un juego más?
De inmediato los orbes almendrados de Chan se abrieron desmesuradamente, cayendo en la dura realidad de aquellas palabras que Jeongin podría creer si así lo quisiera.
—Pe-pero eso no es verdad —giró levemente su cuerpo y su vista fue a parar hacia donde se sentaba Jeongin, quien justamente estaba leyendo un pequeño libro—. Yo no lo veo de esa forma, él es diferente. Yo quiero que con él sea diferente —un leve rubor coloreó sus mejillas, confesar sus emociones aún le era complicado—. Pero a la vez al ser algo nuevo tengo miedo de hacer mal las cosas —suspiró hondamente—. No sé qué pensar.
—Entonces deberás demostrárselo.
—¿Qué? ¿Pero cómo? — sus ojos se desorbitaron, en clara muestra de inseguridad—. Lix, soy un completo idiota para estas cosas. Además, yo ya le dije que me gustaba y..., y él no opinó nada sobre ello —para ese momento, Chan se sentía apenado ante lo que él mismo dijo.
—Pero eso no es suficiente, no basta con decirlo. Tus acciones deben hablar por ti, deben demostrar cuan sincera son tus intenciones con él —el rubio escuchaba todo con atención. Adoraba que su amigo fuera tan maduro para muchos temas en la vida, estaba seguro que no podría lidiar con ello estando solo—. No es como si de un día para el otro todo debe ser perfecto, solo debes ser sincero.
