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   Despierto en su cama, estoy desnuda y despeinada, no puedo dejar de sonreír

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   Despierto en su cama, estoy desnuda y despeinada, no puedo dejar de sonreír.

Lo observo, está boca abajo, y todo lo que puedo ver es su cabello oscuro, así como su espalda tatuada y sus glúteos firmes.

Pienso que es... Guapo. ¡Arrolladoramente guapo!, y aparenta más edad de la que en realidad tiene, por sus músculos, y estatura. Mide 1.80 cm, y posee brazos fuertes, por causa del surf, y de los otros deportes que realiza con regularidad.

Tiene sus ojos cerrados, parece en paz, así que trato de no inquietarlo. Me muevo con lentitud, hasta lograr poner mis pies sobre el piso.

Cojo mi vestido, que estaba en el suelo, y me lo pongo encima.

Después, recorro la habitación.

Su laptop está abierta, y veo que ha estado escribiendo un ensayo, para postularse a una universidad.

—K... —su voz me hace estremecer, y concibo vergüenza, de que me haya atrapado husmeando entre sus pertenencias—, ¿qué haces?

—Lo siento es que... tu latop estaba abierta, y me dio curiosidad —respondo, tengo mi cara roja.

Laurie sonríe, se levanta de la cama.

Se me acerca, acorralándome contra la madera de su escritorio, y hunde su rostro en mi cuello, para besarme y olerme.

—¿A cuál universidad planeas enviar el ensayo? —espeto.

Él alza la barbilla, me mira a los ojos.

—Aún no lo decido... No lo sé, no le veo sentido a la universidad. ¿Qué voy a ganar al ir a allí?, más que acabar siendo otro sujeto con traje, que odia su vida —dice, y luego se retracta, al darse cuenta de que yo soy precisamente esa clase de persona que acaba de describir—, lo siento, K. No quería...

Le toco el rostro, sobando su mejilla con mi palma abierta.

—Es cierto. Ir a la universidad no me hizo feliz, y siquiera estoy segura de sí me gusta mi carrera —admito—, pero... Me concedió estas experiencias, Laurie, que creo tú deberías de tener.

—¿Orgías? —rebate, jocoso, y yo me carcajeo. Me encanta lo travieso y descarado que es.

—Sí, algo de eso habrá... Aunque a lo que me refiero es a la sensación de ser independiente. Lograr valerte por tu propia cuenta, tomar decisiones sin la supervisión de nadie... Hacer amigos, con los que te juntas no porque te criaste con ellos, sino porque realmente te agradan, y tienen cosas en común. Explorar una nueva ciudad, abrirte un camino en ella —expreso, mientras él me sigue observando, embelesado, y con sus ojos azules brillando para mí, como nunca antes lo habían hecho.

Me da las gracias, y me confiesa que le da miedo, alejarse de lo que conoce. Que también está el asunto del dinero...

—Papá no va a ayudarme, y mamá no tiene ni un dólar en sus cuentas bancarias, porque todo se lo gasta en heroína... Para ir a la universidad, tendré que ganarme una beca.

Summertime SadnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora