Kristen, que lucha contra su baja autoestima y su adicción, regresa a la casa de sus padres, obligada por sus dificultades financieras y la necesidad de afrontar sus traumas pasados. Este viaje de auto-descubrimiento la lleva a cruzarse con "Laurie...
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Laurie
Recibí una llamada del bufete que representaba a mi padre, estos me hicieron varias proposiciones... Dinero, mucho dinero, me ofrecieron, a cambio de dar un testimonio favorable en el juicio. Por supuesto que no iba a aceptar, pero les seguí la corriente, porque deseaba conseguir algo. Quería hablar con Liam, en persona y a solas, sin intermediarios de por medio. Puse esa condición, y sus abogados aceptaron.
Mi padre había pagado una fianza de 1 millón de dólares, y estaba libre, pero limitado a la Costa Oeste de los Estados Unidos, por lo que no podía subirse a un avión y desplazarse a Nueva York. Sin embargo, sufragó mi traslado, un vuelo privado directo hasta Los Ángeles.
Me reuní con él, en el pent-house que mantenía en Beverly Hills. Se portó carismático conmigo, manipulador, y lo dejé contarme todas sus patrañas. Las mismas excusas que había repetido, una y otra vez, en las entrevistas en televisión, y demás medios de comunicación.
Afirmaba que no había abusado de Ethan...
«Yo sería incapaz de algo así, Laurie. Lo sabes, ¿cierto? Yo jamás te toqué porque no soy un degenerado ni un homosexual... Jamás me he acostado con un hombre en mi vida, y esos vídeos de mala calidad, ¡ese sujeto que se ve allí no soy yo!, es que en ningún momento sale mi cara frente a la cámara y la voz pudo ser alterada con inteligencia artificial».
No solo eso, el maldito se atrevió a decir que si apretó ese gatillo fue en defensa propia, porque Ethan había intentado matarlo (para heredar su fortuna) y tuvo que defenderse...
«Él me llevó al bosque a la fuerza, ¡iba a asesinarme! Yo me defendí, forcejeamos y el arma se accionó accidentalmente... Por supuesto que yo no quería lastimarlo».
Era convincente, un psicópata narcisista, capaz de mentir mirándome a la cara y hasta hacer que los ojos azules se le humedecieran un poco. No obstante, yo no me tragué su historia, y no había ido hasta allí para congraciarme con él, o ser su cómplice, sino para decirle unas cuantas cosas; sacarme todo ese odio que llevaba por dentro.
—Sé que lo golpeabas, vi las marcas en la espalda de mi hermano, y recuerdo que él siempre buscaba mirarte antes de decir algo. Pensé que lo hacía porque te respetaba, pero ahora sé que era por miedo... ¡Dios!, yo solía envidiar a Ethan por toda la atención que le dabas, y me pasé años culpándome por tu indiferencia, me esforcé tanto por destacar en algo, para que estuvieras orgulloso de mí, más nada fue suficiente. Tú no me mirabas como lo hacías con él, y ahora sé que no era por cariño de padre precisamente, sino lujuria —reprocho—, capaz todo comenzó para vengarte de mamá, por esa infidelidad... pero, creo que te obsesionaste con él, disfrutabas de tenerlo de amante, y luego, cuando Ethan se enamoró de Kristen y quiso terminar con esa relación retorcida que ustedes tenían, te llenaste de celos y lo asesinaste —grito.
