La sala en donde se encontraban parecía ser mucho más tenebrosa que todas las que pudo ver. El aire no llegaba en condiciones, aún si se encontraba sentado en la silla, tratando de calmar los temblores de sus brazos y piernas. Cuprita en todo momento se quedó en silencio, cruzando sus brazos en un rostro angustiado para luego negar con su cabeza.
—Ay, Coltán... —murmuró Cuprita con lástima—. No debiste vivir algo así, y es un dolor que me perfora porque no pude estar ahí para ayudarte, ni siquiera a Sulfuro porque le pasó algo similar —explicó, soltando un suspiro—. No me dio muchos detalles, pero por culpa de eso, le permite fumar. Son... las consecuencias de una adicción muy grave que ha intentado remediar, pero que no encuentra aún la solución.
—¿N-No?
La voz de Coltán era débil, siquiera se oía a sí mismo porque creía escuchar de fondo unas risas que disfrutaban de lo que habían visto. Cuprita sintió pena por él, acariciando su cabello.
—No tendrías que haber hecho esto solo, y más en un campo que podría haber sido útil —continuó hablando. Coltán no dijo nada—. Confiaste más en esa mujer estúpida y engreída que en nosotros. ¡Que en mí! —gritó, levantando su rostro para mirarle—. Me dueles, Coltán. ¿Cómo es posible que creas que nosotros, que yo, vayamos hacerte algún mal? Nos preocupamos, nos conocemos desde hace tiempo. ¿Cómo es posible que creas en una mujer como esa que solo te ha llevado a mil problemas?
Escalofríos inundaron su piel como navajas destrozando sus venas, pero sabía que seguía con vida y podía mantener la consciencia. La compañía de Cuprita no era algo que le relajara cuando sabía cómo le miraba, y había sido así desde la vez que llegó al edificio.
Esos ojos observando con gran atención, desconfiando de los rumores que decían sobre ser un científico prometedor de ideas innovadoras. Solo hacían que Cuprita le cuestionara cada vez más, jugando con él de forma que jamás se atrevía acercarse.
—Coltán, ¿estás ahí? —Cuprita se acercó un poco más, tocando su rostro sin permiso—. ¿Por qué crees que te has quedado solo? Nosotros estamos aquí siempre y, de haberlo sabido, te habría acompañado... En vez del estúpido de Rutilo —susurró esto último, mirando a otro lado con sus ojos.
—Si lo... —Tosió con fuerza, recuperándose un poco. Cuprita observó con atención—. Si lo sabíais, ¿por qué no pedisteis a Brecha, Lignito o a ti que me acompañaran en vez de él?
—Ay, Coltán, me duele que me tengas de última opción —respondió apenada, pero supo mantener su sonrisa—. No sabíamos qué Rutilo había dejado sus cigarros, de saberlo, te habríamos acompañado.
—Nadie dijo que Rutilo se quedó sin cigarros en ese momento.
—Sus gritos se escuchaban en el pasillo, por eso lo sé y de ahí que intentáramos pedir ayuda para arreglar el ascensor, aunque misteriosamente funcionó solo de vuelta. —Suspiró, negando con su cabeza—. Entiendo que esta situación pueda ser complicada. Has perdido a tu novia, has tenido que dejar a tu sobrina a cargo de Cael y ahora has visto cómo es Rutilo en medio del caos y la desesperación.
—Miver no es mi...
—Pero tranquilo. —Sin permiso, Cuprita agarró las mejillas de Coltán para que se miraran—. Que nosotros... Yo, me haré cargo de ti.
Coltán intentó deshacerse de ese agarre porque juró que los ojos de Cuprita eran como sierras a punto de cortarle la cabeza. Al conseguirlo, logró algo de aire para soltarlo con lentitud.
—Cuprita, es mejor que nos centremos en lo que hayas podido conseguir ahora, aun si no tenéis el cuerpo. —La miró con cierto cansancio—. Alguna teoría has sacado, ¿no?

ESTÁS LEYENDO
IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]
Science FictionColtán, un brillante científico, descubrió en su planeta un material extraño llamado Blatulion, capaz de impulsar una tecnología avanzada y no contaminante. Su único deseo era ayudar a su pueblo a evolucionar, sin buscar reconocimiento, especialment...