Capítulo 24: Mundo ideal.

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No podía correr todo lo que deseaba. Mitzy no podía seguir su ritmo y en ocasiones entraba en pánico, deseando chillar, por ello mismo se habían escondido en una de las plantas, donde se pudieron ocultar en una sala donde varios muebles estaban tirados junto a los cristales desparramados por el suelo. Una vez ahí, Mitzy empezó a llorar y cubrir su rostro.

«No puede. Normal que no pueda»

Miró su alrededor con angustia, abrazando a Mitzy en todo momento. Juntas en el suelo, intentaron calmarse, pero no era posible, ni siquiera ella misma que también lloraba sin querer.

Observó a Mitzy y se quedó boquiabierta.

«No te me duermas ahora. ¡Mit!»

Intentó despertarla sacudiéndola con cuidado, pero no reaccionaba. Solo estaba ella con la cabeza apoyada contra la pared, respirando con dificultad junto a las lágrimas cayendo por sus mejillas. Adela golpeó su frente con su mano, soltando un frente suspiro.

«Genial, no va a despertar por mucho que haga, y no puedo hacer ruido. —Se giró, viendo que no había nadie ni escuchaba ni un ruido inusual—. No es momento para dormir».

Volvió a mirar a Mitzy, sacudiéndola de nuevo con un poco más fuerza, pero no sirvió de nada. Su sueño era profundo y eso que acababa de tomarlo en cuestión de segundos.

Mordió sus labios, haciéndose sangre en estos. Se alejó con cuidado de Mitzy, acercándose a la puerta, pero sin abrirla. Solo cerró sus ojos para poder escuchar lo que pudiera haber ahí en los pasillos.

El silencio hacía poner su piel de punta. Tragó en seco, tratando de mantener la calma hasta que abrió sus ojos y se dio cuenta que no estaba en la misma sala que ella.

«N-No me hagas esto, mente. No ahora».

Los ladrillos oscuros eran presentes en ese laberinto junto a esas llamas azules. Intentó levantarse del suelo, y lo consiguió, dándose cuenta que no se sentía tan débil como antes, ni si quiera tan indefensa cuando veía su cuerpo y se daba cuenta que tenía su lanza y poderes a su lado.

«E-Esto es nuevo. Totalmente distinto».

Aun con el pánico presente en su cuerpo, empezó a caminar por el laberinto, atenta a todo lo que pudiera ocurrir a su alrededor. Ya había tenido suficiente una vez como para tener que repetirlo. En principio se conocía sus trucos. Esa oscuridad donde las bestias iban a por ella como animales de grandiosa altura, listos para atacarla con sus colmillos o garras.

Iba hacerlos frente. Era lo que se decía desde el interior mientras seguía avanzando a un paso más ligero.

Iba por el único camino que le dejaban disponible y cuando este se dividía, escogía la derecha. Por alguna razón sentía más confianza y esperanza. Sus pasos empezaban a ser más rápidos cuando se daba cuenta que las paredes parecían ser menos espaciosas, lo que le hacía sudar y temblar sin querer.

«Tranquila. Tranquila. No me aplastarán. No lo harán».

Aceleró más sus pasos y en ocasiones miraba hacia atrás, creyendo por un momento alguien parecía perseguirle. No dudó en continuar, mirando hacia enfrente para evitar el pánico.

Hasta que sintió como alguien la agarraba de los hombros, tirándola hacia el suelo.

Intentó defenderse soltando una desgracia eléctrica por todo su cuerpo. Apartó al sujeto y con ello pudo levantarse, agarrando su lanza para atacarle. Lo que no se esperaba, era ver alguien que reconocía.

—¡Colmillos! —gritó, se relajó por un momento, y a punto de acercarse, frenó sus pasos—. N-No. ¡Esto es por tu culpa!

Se preparó, lista para atacarle, pero este cubrió su cabeza con su mano.

IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora