Las dudas le carcomían por completo, aunque también le preocupaba el rostro, en específico sus ojos. Eran vacíos, pero debía de ser un engaño de su propia mente al ser de noche. Debía de serlo.
—¿Cómo has logrado llegar hasta aquí sin apenas heridas? —preguntó Coltán. Miver le miró de reojo sin decir una respuesta—. ¿Cómo te has...?
—Brecha estaba hablando con su madre hasta que escuchó un grito de auxilio y todo ese desastre empezó en la ciudad —respondió Miver, mirando hacia enfrente—. Me lo dijo, fue la única que se enteró. Llamé a tu casa, no respondiste y supuse que tenías que estar en la ciudad.
—Pero te dije que estaba en casa de Adela. ¿Cómo sabías que estaba en este sitio a medio construir? —volvió a preguntar. Miver se quedó en silencio. Coltán insistió de nuevo—: F-Fuiste a casa de Adela, ¿no? ¿C-Cómo sabías que estaba aquí? ¿A-Acaso mi móvil tenía un chip o algo para rastrearme? ¿O acaso...?
—Coltán no tenemos tiempo y mi paciencia es justa. Tienes suerte de que la Luna esté de nuestro lado —contestó. Coltán frunció el ceño, «¿otra vez delirando con las Lunas?». Miver soltó un suspiro y siguió—: Te diré todo lo que quieras saber. Creo que ya no queda más remedio, pero por el momento que confíes en mí.
«Dime que no te estás volviendo loca porque eres la única en la que puedo confiar ahora», pidió desesperado, incapaz de hablar y de respirar en condiciones. Miver giró su cabeza para verle de reojo. Suspiró y sonrió a medias.
—Hemos estado casi dos años juntos. Sabes que no te haría daño, más al venir aquí para intentar salvaros.
La miró con los ojos bien abiertos. Tenía razón, era la única en la que podía confiar junto con Brecha, pero ¿cómo lo había conseguido?
—Quiero toda la verdad, Miver —pidió en un susurro—. Confío en ti, pero cuando salgamos, me lo dirás todo.
—Eso está hecho, Coltán y créeme que lo juro por los Números —aseguró con una sonrisa.
«Siempre dice lo mismo, pero supongo que me sirve», soltó un suspiro mientras seguían en silencio por las calles.
Controlaba su respiración y pasos, obedeciendo lo que decía Miver. Le era increíble como tenía ese liderazgo y control de la situación. ¿Qué vida tan dura tuvo para mantener una actitud serena?
—Tendremos que ir andando porque la opción de pillar un coche es inviable. Todos esos corruptos lo han destrozado —susurró Miver.
—¿Corruptos?
—Esos monstruos, ¿no te das cuenta de lo que son? —preguntó. Coltán arqueó la ceja—. Es como si su cuerpo se corrompiera. Tienen tanto químico en su cuerpo que se hacen daños a sí mismos. Expulsando ese líquido de su boca que, si nos da, nos contaminará también.
—¿Cómo sabes tú eso?
Miver le miró de reojo, sonriendo con confianza.
—Supongo que tengo una buena vista y análisis...
¿Cómo podía actuar con esa confianza en medio de esas calles desoladas y silenciosas? ¿Cómo era capaz de mantener la calma? Ya no solo eso, cada vez que avanzaba, lo hacía con una exactitud escalofriante, aun siendo de noche y sin luz. Era como si ella poseyera el don de ver en la oscuridad más peligrosa, y brillaba. A los ojos de Coltán transmitía una luz suave que lograba relajar sus sentimientos como si fuera una madre cuidando de su hijo.
La duda le carcomía. ¿Quién era? Dos años y no pudo saber apenas algo más que tuvo una larga vida llena de dificultades.
—Miver —volvió hablar Coltán—. ¿Acaso las historias que me decías...?
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IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]
FantascienzaColtán, un brillante científico, descubrió en su planeta un material extraño llamado Blatulion, capaz de impulsar una tecnología avanzada y no contaminante. Su único deseo era ayudar a su pueblo a evolucionar, sin buscar reconocimiento, especialment...