Capítulo 17: Jurar lealtad al cielo.

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Coltán estaba avergonzado porque Miver insistía en llevarle en brazos, repetía que era lo mejor para que no perdiera sus energías, y no le quedó otra que aceptar cuando se movieron a una gran velocidad hacia la casa de Cael. Era difícil ver lo que le rodeaba, solo la oscuridad presente y el aire brusco en su rostro que terminó pronto.

Con sus piernas temblorosas, pudo bajar con cuidado para ver que la casa tenía las ventanas cubiertas por tablas de madera. A su alrededor había una cerca de metal, aunque sabía que poseía electricidad actividad del generador que tenían.

—Tu amigo parece que sabe protegerse —comentó Miver, cruzando sus brazos—. Siempre me pareció un hombre raro.

—Cael se quedó estancado en el pasado, sigue creyendo que es un joven de veinte años —contestó Coltán en un murmullo.

—Soñar es gratis, no le culpo.

Intentó acercarse, pero a nada de dar los primeros pasos, vio que la puerta de la casa empezaba a emitir sonidos raros, como si retiraran toda la protección que tenía. Se quedó inmóvil hasta que vio a Cael salir para abrazarle con todas sus fuerzas.

—Menos mal... ¿Todo bien? ¿Encontrasteis la cura? ¿Esto terminará? —susurró aliviado. Coltán le costó reaccionar, pero correspondió el abrazo.

—¡Hola Cael! ¿Todo bien? Espero que sí —contestó Miver, caminando mientras iba hacia la casa.

Cael se quedó en silencio hasta que giró su cabeza y la miró. Miver estaba dándole las espaldas, soltó un leve suspiro y giró su cabeza, mostrando su apariencia. Apretó sus puños, y antes de pegarla, Coltán le frenó a tiempo.

—¡Eh! ¡Eh! ¡Calma, es ella!

—¿¡Cómo sabes que es ella si tiene esos ojos vacíos?! ¡Está contaminada también!

—Pasamos de hija de las lunas a una contaminada. Genial —susurró Miver, mirándole en una posición firme, viendo como se le acercaba. Coltán intentaba frenarlo, pero de poco servía.

—¡Cael! ¡Escúchame, maldita sea! ¡Ella me salvó! ¡Es Miver! ¡Sí es ella!

Frunció el ceño para mirar a Coltán y luego a Miver, quien sonreía divertida.

—Un gusto. Me presento de nuevo, soy Miver. —Sonrió—. Si quieres saber más, te recomiendo entrar a casa, hablarlo con una taza de té y pasar un largo rato lleno de explicaciones. ¡Oh! Y si está tu mujer y las pequeñas también.

Cael se quedó en silencio unos segundos. Coltán soltó un largo suspiro.

«Esta mujer me va a sacar las malditas canas».

Caras llenas de preocupación y cansancio eran presentes junto a un silencio tenebroso que se rompía cuando Miver daba las explicaciones

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Caras llenas de preocupación y cansancio eran presentes junto a un silencio tenebroso que se rompía cuando Miver daba las explicaciones. Adina y Cael les costaba comprender todo el cambio y lo que iba a ocurrir si no se hacía algo. Mientras, Adela se quedaba al lado de su tío, abrazándole con un rostro angustiado y Mitzy... era todo lo contrario a los demás.

IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora