Capítulo 7: Distanciarse de la realidad.

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Tanto uno como el otro no se podían creer lo que estaban viendo. Era un silencio muy incómodo. Coltán creía que era una broma de mal gusto.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Coltán.

—Es... complejo —murmuró Rutilo, rascando su cuello—. ¿Puedo entrar?

Aceptó, y encendió unas pocas luces del comedor. Caminaron hacia el sofá, Rutilo se sentó un poco alejado de ellos, dejando que Adela estuviera al lado de su tío.

—¿Qué está pasando, Rutilo? —Cruzó sus brazos—. Antes vino Miver, me encontró y me sacó de allí. Y ahora te veo aquí. ¿Cómo? ¿Qué está pasando? ¿Cómo es que...?

—Frena, frena. Sabes que mi mente funciona lenta en algunas cosas —interrumpió Rutilo. Coltán rodó sus ojos—. Para empezar, Miver marchó por si sola sin avisar a los demás. Nos tuvimos que enterar por Brecha que ella había ido en tu búsqueda.

—E-Entiendo... —murmuró, soltando un suspiro—. Que irremediable es.

—Segundo, Sulfuro me pidió a mí que fuera a tu casa porque confiaba en que no hubierais tardado tanto en ir a la ciudad. Total, solo eran unas maletas sin importancia —continuó. Coltán se quedó en silencio y ladeó la cabeza hacia la derecha—. Aparte, según recordó, dijo que ibas a casa de Cael, pero como no sabíamos dónde estaba, confiábamos en que estarías en tu casa.

—¿Y si no estaba?

—Habría vuelto al centro, avisado a mi jefe y... ¿poco más? La ciudad ahí fuera no es para caminar como si fuera un paseo por la tarde. No soy como Miver que, por cierto, ¿dónde está?

Coltán respiró con calma para poder explicarlo todo, tomándose su tiempo viendo como Rutilo se quedaba de piedra ante lo ocurrido. No se esperaba que Miver fuera capaz de salvarle la vida a Coltán. No comprendía nada, solo era consciente de que su compañero de trabajo estaba vivo junto a su sobrina. Ambos con un cansancio notorio.

—Sulfuro también se enteró de que algo inusual estaba ocurriendo en la ciudad —explicó Rutilo una vez que Coltán explicó todo—. Intentó llamar a su familia, pero no contestaban. Luego llamó a un amigo, nada de nada. Quiso saber que ocurría, pero pronto se enteró de toda la situación por Brecha y bueno...

—¿Todos estáis vivos? —preguntó Coltán.

—Sí. No salimos del centro hasta más tarde. Otros en cambio han salido y... dudo que estén con vida —respondió, mirando a otro lado y apretando sus labios—. Es bueno saber que donde trabajamos se encuentra lejos de la ciudad y que ninguno de los que estábamos allí hayan acabado en ese estado.

—¿Nadie? —preguntó Coltán, arqueando la ceja.

—Sí, nadie. Es extraño, también lo pensé —respondió Rutilo, cruzando sus brazos—. Creemos que a lo mejor debe de ser por una enfermedad que rula solo por la ciudad y que por el momento no ha llegado por aquí.

—Entonces mi primera teoría tiene un poco más de fuerza, aunque sigo sin explicarme como puede ser tan selectiva esa enfermedad —murmuró Coltán, poniendo la mano en su barbilla—. Algo tiene que haber para les afecten solo a unos cuantos, hay que saber también cómo funcionan esos monstruos porque disparan un líquido verde que contamina al usuario.

—Al menos has podido ver de frente como son y cómo actúan. Eso ya es mucha información, aunque no es que haya sido agradable —susurró, rascando su cabeza. Respiró hondo y suspiró—. Necesitamos que vengas, Coltán.

—¿¡Q-Qué?!

Adela no pudo evitar gritar. Había estado en silencio todo este tiempo, pero escuchar eso la puso de los nervios. Coltán la miró y entendió porque había reaccionado de esta forma.

IV - Sub-Código Alternativo | Alternative World [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora